La comedia como tal es un poco brusca, la trama es sencilla, los efectos especiales bien logrados y las escenas de acción son buenas. El diablo en esta película está en los detalles, el chiste está en cómo se dice, en el momento justo y nada es a la ligera, ni por quedar bien. Tampoco se esperen un discurso maniqueo (afortunadamente) ni a favor ni en contra de la revolución, pero entre risita y risita muestra una normalidad aceptada por un pueblo. Los matices que tiene, la visón de los personajes sobre sí mismos, cómo son percibidos desde afuera y sobre todo el final de la película resulta avasallante más allá de lo rudimentario de la solución y de si cortaron la cabeza de uno o el brazo del otro (que por cierto sí hay sangre, mucha sangre).