Película en la que por fin Leonardo Di Caprio ha conseguido el oscar que le faltaba, y no como premio a la consolación o el de carácter honorífico. Di Caprio realiza un papel de interpretación austera ceñida al personaje, Hugh Glass, desgarrado por su pasado, el ataque de un oso mientras cazaba, una escena sublime de latente agresividad y realismo, y por su presente inmediato en el que se proyecta la trama, la muerte de su hijo a manos del sanguinario Fitzgerald, interpretado por Tom Hardy . El ritmo narrativo de la cinta, trepidante desde las primeras escenas, se instala durante todo el metraje, pero se ve atenuado por la fuerza descriptiva que las imágenes cobran al describirnos los paisajes vastos e insondables que rodean al río Misuri ( rodados en Argentina, Canadá y EEUU ) y por los regresos al pasado, rodados en cámara lenta con ese áurea evocador y casi poético que hilvana con la historia . Quizás en este punto, lo que de efecto intimista, el director Alejandro González , había conseguido con 21 gramos, en mi opinión su obra estelar , aquí se impregna de una patina menos marcada, y no por que aquella pudiera ser una historia más contemporánea, sino por el contrapeso que supone la fuerza abrumadora del contexto. La música y las voces trémulas de los espíritus acompañan a la intensidad de las imágenes y a los puntos de inflexión que provocan los cambios de tiempo narrativos. No hay saltos al vacío en la forma de trasladarnos la historia y todo está asimilado en el largo metraje de la cinta y por ello, a mi juicio, obra parte de su genialidad, puesto que siendo el objeto del protagonista, la venganza, que se torna en el principal conflicto para el desenlace de la historia, no se hace patente, ni llegan sus ecos hasta el ultimo cuarto de la cinta y otras atribuciones, sentimientos ó afectos del protagonista surten el devenir de la historia, acaso y aun en el enfrentamiento que supone perder al hijo de la mujer amada y la vez asesinada, la dicotomía que existe entre los dos principales protagonistas no es tan fuerte, ya que ambos, son hombres de acción, curtidos en una y cien batallas, conocedores de los peligros que asolan aquellas latitudes intransitables. En resumen una gran película de notable factura interpretativa auspiciada por su protagonista, Di Caprio, y no menos en quien lo secunda, rodada con alarde de planos exquisitos y ritmo narrativo alto.