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    Ahora me ves...
    Críticas
    3,5
    Buena
    Ahora me ves...

    Engáñame otra vez

    por Alejandro G.Calvo

    Dice J. Daniel Atlas (Jesse Eisenberg) al arranque de 'Ahora me ves'... que "tengas cuidado cuando te acercas tanto porque, cuanto más cerca estés, menos vas a ver" para, acto seguido, realizar un copperfeliano juego de cartas con la complicidad de la ingenuidad de su público, la agilidad de sus manos y el soborno del jefe de mantenimiento de un rascacielos cercano. Abracadabra: la prestidigitación (trucos y engaños) al servicio del espectáculo superlativo (el cinematógrafo). Existe poca diferencia entre asistir a un buen espectáculo de magia y visionar una película como la de Louis Leterrier: uno se sabe manipulado, engañado, hasta terriblemente timado y, sin embargo, lo disfruta con una sonrisa de satisfacción en el rostro y con los ojos embelesados ante lo artificioso de la ficción. Y es que si todas las películas mienten (especialmente los documentales), ésta aún lo hace más. Su propio motor narrativo así lo indica: vemos trucos de magia imposibles para, acto seguido, descubrir el artificio del montaje (también se disfruta cuando no te lo explican, cosas del placer culpable). Todo muy suave, muy pueril si se quiere, pero de un goce superlativo. No está lejos esta 'Ahora me ves'... de ser un 'Sospechosos habituales' donde se cambian los crooks de medio pelo por prestidigitadores de distinta calaña -mentalista, prestidigitador, funambulista/escapista, mimo-: con el interesante cambio de que si aquí se está robando es por un fin moral (lo cuál, déjenme decirlo, es magnífico: estos Robin Hood contemporáneos podrían pertenecer a cualquier movimiento indignado existente ahora mismo occidente).

    Decía el crítico Roger Ebert en uno de sus últimos textos que casi habría sido mejor que al acabar la película se descubriera que los cuatro héroes-ladrones protagonistas eran realmente magos. Que tras el juego de luces y sonidos que envuelven sus shows existía realmente una magia sobrenatural que justificara sus resultados. Me parece un resumen magnífico de lo que implica la película: un divertimento tan potente y espectacular que sólo podría mejorar si la magia que realizan fuera verdadera. Chapó. ¿Y de quién es la culpa de que todo este ensamblaje luzca con tanta intensidad? Pues el director Louis Leterrier. La mente pensante detrás de la saga 'Transporter' -un modelo de action movie concreta y sintética cercana a la serie B en espíritu pero espectacular como cualquier blockbuster que se precie- andaba despistado estos últimos años, estrellando su talento para el entertainment bien embutido en elefantiásicas películas al servicio del FX de última generación y el 3D en su versión más cutre ('El increíble Hulk', 'Ira de titanes'). Leterrier, claro, no es Steven Soderbergh, él se maneja mejor en el trazo grueso y la brocha gorda, no trata de deslumbrar en cada plano sino, simplemente, que cada secuencia funcione como parte de un ensamblaje mayor. Y esto, que podría ser negativo en cualquier otro film, acaba resultando aquí una gran ventaja: la escasez de ambiciones y lo ligero del tono de 'Ahora me ves'... la convierten en uno de los títulos más disfrutables del verano. No rompe moldes, no posee discursos, ni es nada nuevo. Y aún así, cómo se disfruta. Qué quieren qué les diga: a veces uno sólo necesita verse engañado lo suficiente como para que se le olviden el resto de problemas. Y yo por eso, bien pago una entrada.

    A favor: Magia potagia.

    En contra: La historia de amor entre el agente del FBI y la agente de la Interpol. Pelín forzada.

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