El ser humano es cruel y salvaje por naturaleza, pero se cubre de una fina capa de civilización que no deja ver nuestro verdadero yo, una capa que a medida que crecemos y nos vamos haciendo adultos la vamos perfeccionando, pero que no deja de ser una capa al fin y al cabo.
Y apoco que nos presionen, la capa se va descomponiendo, dejando al descubierto retazos de nosotros mismos, y a la que nos descuidamos la capa se desintegra totalmente, mostrando a los demás nuestra naturaleza cruel y salvaje.
Un dios salvaje, se basa en la obra de teatro del mismo nombre, de la autora teatral Yasmina Reza, que también ha sido coguionista de este largometraje, por lo que a veces parece más que estás viendo una obra de teatro que una película. Pero aun así no pierde su fuerza ni su carga critica. Consigue sacarte alguna carcajada en ciertos momentos, incluso en los de más tensión. Los actores están los cuatro en estado de gracia, pero yo me he quedado con Christoph Waltz, soberbio en su papel. En cuanto a la duración del filme, puede resultar corta, pero igual si se alargara un poco más perdería toda su vitalidad.
En resumen: Recomendable ver tanto si has visto la obra de teatro original, como si no, para ver y reflexionar.