Las praderas de Montana
por Eulàlia IglesiasAunque en la pantalla formaron una de las parejas de actores más atractivas de la historia del cine, en su faceta de directores las diferencias entre Paul Newman y Robert Redford son abismales. El primero rodaba melodramas nada convencionales donde destacaba el genio interpretativo de su mujer. Redford, por el contrario y en películas como la que nos atañe, se pone al servicio de su propio atractivo, aquí en el papel de vaquero guapo y maduro (¡incluso hay planos en que el sol del atardecer hace brillar su cabello rubio!) que vive un amor imposible con una mujer casada.
'El hombre que susurraba a los caballos' es un dramón romántico y lacrimógeno con espíritu de libro de autoayuda. Las protagonistas son una madre y una hija pijas que, tras un desgraciado accidente de equitación, buscan la ayuda de un gurú de los caballos. En su retiro en el campo, descubren las-cosas-importantes-de-la-vida, al lado de una-familia-sencilla-pero-encantadora-de-campesinos y gracias al hombre-que-siempre-tiene-un-consejo-a-punto. Y en la subtrama, a Redford se le notan demasiado las ganas de emular el éxito de 'Los puentes de Madison' de Clint Eastwood.
A favor: Los caballos y la escena del baile en que los cuerpos dicen lo que no pueden las palabras.
En contra: Es cursi, plúmbea, pastelosa...