¿La película <i>indie</i> del año?
por Quim CasasHe aquí una película con un sello definido y, ay, un tanto molesto (festival de Sundance, premio a la mejor dirección), que también desfiló por la sección con más pedigrí de Cannes (Un Certain Regard), y que no aporta una cierta mirada aunque se distancia de las "miradas" tradicionales y ortodoxas que nos llegan de todo lo que pasa por Sundance. He aquí una película que pese a todo ello resulta distinta, o distinta de lo que acostumbramos a ver cuando una obra cinematográfica llega bendecida por el festival que empezó a organizar Robert Redford con el nombre del forajido Sundance Kid.
El debut de Sean Durkin tiene todos los elementos imprescindibles para satisfacer a los golosos de Sundance, a los fans irreductibles del cine independiente norteamericano (o lo que queda de aquella independencia fagocitada de un modo u otro por el sistema: lo siento, no me cansaré de repetir que la independencia es más un estado de ánimo, una posición ante el hecho fílmico, que una manera, lícita como cualquier otra, de buscar financiación para tirar adelante un proyecto) y a los que van a una sala sin establecer demasiadas diferencias entre lo que es indie, lo que es hollywoodiense, lo que es mainstream, lo que es caro o barato.
'Martha Marcy May Marlene' tiene así un poco de todo, y de los rasgos propios de una cierta independencia, que no de una cierta mirada, pasamos a un estilo más domesticado, que no adocenado. De la inquietud a la calma, y no porque el relato se calme, sino porque el estilo se amortigua. De lo que trata el film solo puede surgir la inquietud que da paso al terror: la protagonista intenta empezar una nueva vida, y restablecer la cordura, después de haber estado una larga temporada en una secta religiosa. El film viene a decirnos que nada de lo vivido puede ser olvidado fácilmente, aunque lo hace mezclando ingredientes de thriller aterrador y melodrama sicológico. De paso, otro retrato de la América más confusa que profunda.
Pero lo que le importa al realizador, y al espectador, es de qué manera la protagonista de la película vuelve a encajar en un mundo pretendidamente normal después de haber trasegado por la locura y el fanatismo sectario. Así, el relato se desdobla, se sumerge en pliegues dramáticos aparentemente equidistantes: lo que pasó cuando Martha era dominada por la secta y lo que ocurre ahora cuando Martha intenta vivir el día a día con su familia. Si aterrador fue el pasado, inquietante es el presente e inclemente se presenta el futuro. Sin ápice de sensacionalismo, la mejor virtud de esta película independiente con aspiraciones de éxito mayoritario.
A favor: Su tono sombrío antes que sensacionalista y la ajustada composición de Elizabeth Olsen, la hermanita de las famosas gemelas Olsen.
En contra: La obligada patina independiente, más una marca de fábrica que una cualidad.