Un amour de jeunesse, es el tercer film de la joven directora Mia Hansen-Løve. Ella la considera como la última parte de de una trilogía que se formó de forma espontánea, junto con'Tout est pardonné' y después 'El padre de mis hijos (Le Père de mes enfants)' Estas tres películas tienen en efecto algunos temas en común, como la separación, el tiempo que pasa, la fuerza de los sentimientos, la soledad y el destino.
Después del rodaje de su primera película, 'Tout est pardonné', le surgió la idea de Un amour de jeunesse. Pero fue solamente después de 'El padre de mis hijos (Le Père de mes enfants)' cuando se sintió por fin capaz de hacerlo. "Necesitaba pasar página en torno al tema del padre, y hacer una película que hablara de lo que me había pasado en mi adolescencia, de lo que me constituía. Pero sobre todo, esta historia me parecía que podía ser universal, lo que me animó a escribirla", añade.
Mia Hansen-Løve reconoce haberse influido en esta frase de Marcel Proust: "Allí donde la vida empuja, la inteligencia perfora una salida".
Esto corresponde perfectamente a su voluntad de formular las cosas de manera simple, privilegiando una puesta en escena depurada, algo que no siempre es fácil de conseguir.
Mia Hansen-Love habla de contradicciones asumidas y esenciales cuando se refiere a la relación tumultuosa entre Sullivan y Camille, que nunca se separa completamente o de la indecisión de Camille a la hora de decidirse entre sus dos amores... Ese el desequilibrio procede de la vida misma, según la realizadora.
Para la realizadora, la relación entre el cine y la pintura es evidente, aunque el sentimiento de incardinación de un personaje puede parecer más fuerte en el cine: "No sé pintar, pero sé que el cine tiene que ver a menudo con la pintura: hablar del invisible a través de imágenes, intentar encontrar o reinventar una presencia singular y desaparecida. Buscar un tono, un color, un movimiento, hacer definitivo lo efímero. Lo que es propio del cine es por ejemplo la elección de un actor, de una réplica, de un marco, de una duración o de una copa; es sobre todo el sentimiento de incardinación que resulta de eso donde se encuentra para mí lo esencial de un placer que me gustaría que se convirtiera en catarsis, como lo es para otros".
Según Mia Hansen-Løve, el poder de la ficción y el de contar una historia permiten "alcanzar la verdad", encontrando su propio lenguaje. Y es lo que intenta hacer la directora a través de sus películas...
"Mi abuela, que no había visto mi película, me escribió recientemente citando de memoria a Kierkegaard: "La vida puede ser comprendida solo volviendo la vista hacia atrás, pero debe ser vivida yendo hacia delante".
Es justamente lo que quise decir (y hacer) con esta película", dice la realizadora.
Lola Creton, que interpreta a Camille en Un amour de jeunesse, encara aquí su segunda participación en un largometraje como protagonista: el primero fue 'Barbe Bleue' (2009), de Catherine Breillat; después vino 'En ville' (2001), de Valérie Mréjen y Bretrand Schefer.
Actualmente tiene pendiente de estreno el próximo film de Olivier Assayas, 'Après Mai'.
Después de 'El padre de mis hijos (Le Père de mes enfants)', la directora Mia Hansen-Løve vuelve a contar con el actor Magne-Håvard Brekke en Un amour de jeunesse, en la que desempeña el papel del afamado arquitecto del que la joven Camille se enamora.