Crítica de SensaCine.com para ¡Por fin solos!: Recuperar a Lassie

Existe una mitología que señala el bosque como el espacio donde "volver a despertar", en palabras del trascendentalista Henry David Thoreau. El escritor estadounidense hizo del regreso a la espesa montaña el santo y seña de su credo, con tanto éxito que ha pervivido los suficientes años como para traspasar canales y llegar a la gran pantalla. No es que Lawrence Kasdan pueda equipararse con otros cineastas que usan el bosque como el espacio sagrado del despertar, como la siempre delicada Naomi Kawase, o más recientemente la hija de los Klotz, Héléna Klotz (su ‘L'âge atomique, premiado con uno de los Fipresci en la última Berlinale, es espléndido), pero, pese a quien pese, se apropia de ese elemento para hacer resucitar en ‘¡Por fin solos!' el amor estanco de la madura pareja formada por Kevin Kline y Diane Keaton.

Poco trascendentalismo, eso sí, y mucha risa enlatada es lo que encontrará el espectador en ‘¡Por fin solos!', como indica el énfasis de la traducción del título en español; traducción, por otra parte, no desafortunada, pero sí algo confusa. Y es que a excepción del protagonista interpretado por Kline, ninguno de los otros personajes de la película se alegra por ver la soledad en el horizonte de su vida. Más bien al contrario: de lo que se trata, como en toda sitcom que se precie, es de sellar la unión familiar y regresar a la arcadia del hogar. El responsable de lograr la reunificación de la familia es el perro doméstico, desaparecido en las Montañas Rocosas, y sin lugar a dudas uno de los MacGuffins más plomizos del cine actual. En definitiva, una goodfeeeling movie sobre cómo solucionar la crisis de los 60 porque se te ha perdido el perro. Simple.

A favor: la buena química entre el reparto.

En contra: el exceso de azúcar en algunos diálogos y el personaje de Carmen.