La directora de cine Liz Canner acepta un trabajo editando vídeos eróticos para una medicina experimental que ha desarrollado una empresa farmacéutica. Esta firma está desarrollando lo que esperan que sea la primera viagra para mujeres, que será capaz de tratar la enfermedad conocida como disfunción sexual femenina. Liz tiene permiso para grabar todo lo que desee de cara a lanzar su propio documental.
En un primer momento, se le ocurre hacer una película sobre ciencia y placer, pero pronto se da cuenta de que la farmacéutica, junto con otras compañías médicas, está intentando aprovecharse de las mujeres (incluso poniendo en riesgo sus vidas) con la única meta de hacerse con unas ganancias de mil millones de dólares.