Pasión por la depresión. Gravitación hacia la desolación y el mal rollo Luís XV. Y algo de sentido del humor, “just for good measure” (que diría Arthur Alexander). El Nuevo Ramón, barbudo ex-líder de los épicos Madee, se parece bastante al Antiguo Ramón: aún habla de soledad, agobio y “no estar bien”. De hecho, una de las primeras frases del filme es “estuve bastante mal”; o sea que ¿alegría? la justa. En este extenso documental, de factura monocromática e intimista, vemos al artista por dentro, sufriendo su arte, hablando de miseria cotidiana, buscando curación por la canción. Y el que la busca, la encuentra: la cauterización está allí, en sus nuevas canciones, su Nuevo Sonido, que es como el de antes pero sin tanto ruido detrás, él solo ante los focos, contando chistes tristes entre canción y canción como un Eugenio abatido por el mundo. Raemon-Ramón, tan joven y con un largometraje para él solo, pero es que había mucho que contar, muchas canciones que grabar, mucho estudio que transitar, muchos amigos barbudos y con sombrero que invitar (miembros de Standstill, también habituados al documentalismo avanzado de sus vidas). Al final de A propósito de Rodríguez no queda muy claro si RR va a mejorar, pero las herramientas, al menos, están más cerca. Canción a canción, como en un Proyecto Hombre Emo: de día en día, como unos AA del rock de cantautor desolado.