El atrevimiento y la osadía de este guión es de notable importancia y valentía; los resultados en el público asistente no tan logrados como debería esperarse. Lo cual es una perdida no explicable dado el buen planteamiento de la historia. Una comedia audaz y emprendedora sobre el conflicto religioso y social de israelitas y musulmanes en su día a día, en su abnegada mal-entendida convivencia y la supervivencia por comer más allá de disputas y enredos que no sacian el hambre. Testimonio muy claro de situaciones realmente patéticas y divertidas, que se resuelven de manera dramática, bochornosos planteamientos que plasman una realidad sacada de contexto y que se ha ido de las manos; un "cantiflas" del siglo XX que únicamente quiere alegrar la vida de su mujer y comprarse unos zapatos. Alegre y desenvuelto guión, con personajes concretos en sus respectivos papeles clichés y con final de fábula esperanzadora, grito de optimismo, clamor de confianza ante un futuro mejor. El único escollo en su falta de afinidad, de conexión hacia el espectador; observas las escenas, ves la diversión, razonas la idea expuesta, eres consciente del entretenimiento y de la distracción pero, no logras sentirla, digerirla ni encontrarte emocionalmente con la broma y guasa que miran tus ojos. Distanciamiento que tiene que ver con la supuesta formalidad del tema expuesto, con la lejanía de la cultura exhibida y con unos sujetos que tienen ausencia total de vínculo hacia tu persona; también con un formato de dirección que nada tiene de comercialización y que, por ello mismo, tiene más valor. En tu reflexión y argumentación le das mucho valor, una nota alta; en tu sentimiento y alegría percibida..., enfriamiento que no puedes evitar; separación inexcusable entre lo visto y lo sentido. Lástima!!!