Un homenaje muy arty
por Manuel YáñezPara comprender una película como ‘Pina', no está de más atender a sus subtítulos.Uno de ellos, el más ilustrativo, describe este documental como "un filme para PinaBausch de Wim Wenders". La clave del asunto está en el "para": no estamos ante unaobra "sobre" la célebre bailarina y coreógrafa alemana, fallecida en 2009, sino anteun sentido y reverente homenaje a su creatividad, un escaparate para su testamentoartístico. En este sentido, parece lógico que Wim Wenders, un pope de la modernidaden horas bajas, se desmarque de las constantes del documental biográfico y secentre en el lenguaje del cuerpo que exploró Bausch durante cuarenta años de ilustretrayectoria. Así, para llevar a cabo este pomposo panegírico, Wenders utiliza tres víasde aproximación al mito de Bausch: unas pocas imágenes de archivo, declaraciones degente que la conoció (principalmente, los bailarines de su compañía) y, por último, lapuesta en escena de varios de varios fragmentos de sus obras más renombradas ("CaféMüller", "Le sacre du printemps", "Vollmond").
Los problemas de este "tanzfilme en 3D" —otro subtítulo esclarecedor, en sureferencia a la "danza-teatro" (tanztheatre) que practicaba Bausch y a la tecnologíatridimensional— empiezan con los testimonios de los bailarines: un coro de vocestruncadas que construyen un discurso esquivo, más anecdótico que sustancioso, algobanal y sólo ocasionalmente profundo. Esta negativa a construir la película a partir detestimonios orales parecería apuntar hacia el deseo de Wenders de mantener intactoel arte de Bausch, para así mostrarlo en todo su crudo esplendor. Sin embargo, a lahora de filmar a los bailarines en acción, el director de ‘El cielo sobre Berlín' o ‘Paris,Texas' siente la desconcertante necesidad de alejarse progresivamente del escenarioteatral para llevar la danza a escenarios urbanos y naturales. La operación resultaestéril: en lugar de intensificar e ilustrar el mensaje de Bausch, centrado en el cuerpo, sedistrae al espectador con elementos insustanciales. Wenders (que se autocita al mostrarinsistentemente el monorraíl de Wuppertal, uno de los escenario de su película ‘Aliciaen las ciudades') parece tan concentrado por darle un "aliento poético" a la película, quetermina devorado por una estética arty, de video-instalación. ‘Pina' parece una películahecha para ser proyectada en un museo; algo que en sí no tiene nada de reprochable,pero que aquí conduce al filme hacia las aguas de un romanticismo más bien cursi, fuerade lugar cuando se considera la obra de Bausch, una mujer interesada por el sufrimiento,el desamparo, el deseo y el amor: el suyo era un arte de la desesperación.
A favor: La oportunidad de disfrutar de las deslumbrante y acongojantes coreografíasde Bausch no tiene precio.
En contra: El afectado énfasis lírico que intenta imponer Wenders al conjunto delfilme.