Crítica de SensaCine.com para Rebelde (War Witch): Fantasmagorías africanas

Como todo relato de vida o aprendizaje, como las novelas picarescas o algunas narraciones de Dickens, también 'Rebelde' está narrada en primera persona. El típico material que en siglos anteriores se centraba en las tribulaciones de los desfavorecidos del capitalismo en las grandes metrópolis, ahora se desplaza un poco más acá para contar las miserias del colonialismo y sus secuelas. En el fondo, estamos hablando de "aventuras" similares, solo que en el siglo XXI se han convertido en pasto de la mala conciencia burguesa, que pretende lavar su sentimiento de culpa asumiendo como propias las desgracias del Tercer Mundo. Afortunadamente para todos, la película de Kim Nguyen no juega a eso en absoluto, sino que pretende algo muy distinto. La historia de Komona (Rachel Mwanza, extraordinaria) vira poco a poco desde la denuncia hasta la narración de un itinerario que abarca algo más que la cuestión de los niños soldado. De hecho, como si se tratara de capítulos, los tres bloques en que se divide la película, correspondientes a la distintas edades de la protagonista desde los 12 a los 14 años, están dedicados a tres objetivos diferentes: la guerra, el amor, los otros.

En efecto, Komona es secuestrada por la guerrilla para luchar contra los soldados del gobierno, y para ello deberá dejar atrás su aldea envuelta en sangre y fuego. Poco a poco, los roles se van definiendo, y el propio punto de vista de la chica, enturbiado por las drogas y la pasión del combate, dibuja el paisaje humano y natural que la rodea. Algunos pasarán a ser los villanos, otros los protectores y, en medio de todo ello, los fantasmas de la jungla otorgarán al conjunto una dimensión alucinada, a veces demasiado tosca pero siempre inquietante. La salvación de este infierno a través de su relación amorosa con otro de los guerrilleros dará lugar al movimiento más relajado e incluso jocoso de la película, que se precipitará de nuevo hacia la violencia para que Komona pueda ser capaz, finalmente, de caminar hacia su redención personal. No hay voluntad documental en esta deriva, ni aun realista, sino más bien una intención de retratar a un personaje y a una actriz desde una ingenuidad narrativa que, ay, a veces se traiciona a sí misma por medio de procedimientos estilísticos del cine independiente/europeo/dearteyensayo que ya se han convertido en fórmula, desde el hiperrealismo cromático hasta los personajes a quienes la cámara sigue por la espalda, pasando por un exceso de canciones africanas ilustrando la acción.

Todo ello resta credibilidad pero no impacto a lo que se nos cuenta. Nguyen no es ningún recién llegado (este es su cuarto largo), ni tampoco aborda su material con la inocencia que sería de desear. En lugar de eso, sin embargo, ofrece una perspectiva ajena que no duda en identificarse con la sencillez del relato de Komona. Por eso, quizá, la película funciona mucho mejor a medida que transcurre, cuando el relato comprometido deja paso a la comedia y luego a una purificación personal que se realiza en soledad, a través del enfrentamiento con la maternidad y con el fantasma de los padres muertos. En el fondo, la reconciliación con los orígenes es la única salida posible para el horror. Aunque luego puede que todo vuelva a empezar, pues 'Rebelde' no es más que una intromisión temporal en un infierno sobre la tierra frente al que el cineasta apenas puede hacer nada más que transmutar la realidad en su propia narración transformadora. Esa es la única misión del cine en asuntos como este, y el hecho de que Nguyen lo haya entendido casi desde el principio debería aliviarnos. Y que haya convertido, en fin, la devastación en palabra e imagen para la esperanza.

A favor: sobre todo la historia de amor con el negro albino, que adopta un tono neorrealista y casi se convierte en un episodio independiente dentro de la película.

En contra: los vicios de cineasta "moderno" de Nguyen, que impide que afloren más fragmentos como el descrito.