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    Fast & Furious 6
    Críticas
    3,5
    Buena
    Fast & Furious 6

    Tanque a velocidad de crucero

    por Daniel de Partearroyo

    La sexta entrega de 'Fast & Furious' llega tras conocerse la noticia de que será la última con Justin Lin en la silla de dirección. El cineasta taiwanés, que tomó las riendas de la franquicia desde una tercera parte ('A todo gas: Tokyo Race', 2006) planteada como spin-off individual pero que la séptima (y, por el momento, última) reintegrará de nuevo en la peculiar cronología de la franquicia, ha sido el principal responsable de que lo que empezó en 2001 como pura fórmula policiaco-juvenil con las carreras ilegales de coches y el tuneo a modo de excusa se haya convertido en una de las sagas de acción punteras de Hollywood. Después de la cima alcanzada con 'Fast & Furious 5' (2011) —combinación perfecta de todos los resortes de la saga y su mitología dentro de una estructura de película de robos ejemplar—, la jugada de ésta nueva aventura adrenalínica queda por detrás, sobre todo por ciertos problemas de ritmo y debilidad en el guión (el día que la amnesia quede proscrita como herramienta saldremos ganando todos), pero no por ello carece de grandes secuencias dignas de figurar en un Top 3 de la saga de coches, testosterona y tipos musculosos con calva.

    Desde la secuencia de créditos inicial, 'Fast & Furious 6' deja claro el sorprendente camino recorrido. Con la misma estructura que en la cabecera de una serie de TV, vemos los nombres de los protagonistas mientras un montaje con imágenes de las cinco películas anteriores recuerdan los hechos previos al punto de partida argumental hasta confluir en un plano lateral con el grupo principal, la "familia Toretto" (Vin Diesel, Paul Walker, Jordana Brewster, Tyrese Gibson, Sung Kang, etc.), acercándose a cámara. Declaración de intenciones total. 'Fast & Furious' ha edificado con tesón su propio microcosmos, mitología de personajes y formas argumentales a las que recurrir con gran familiaridad para el espectador. Un canon que, como el de los elementos recurrentes en todo film de James Bond, el guionista Chris Morgan se esfuerza por respetar, quizás en exceso, llegando a apelmazar el desarrollo de la trama dentro de secuencias "obligatorias" como una carrera urbana ilegal que a estas alturas ya queda fuera de lugar.

    Siguiendo con la comparación bondiana, 'Fast & Furious 6' también hace rechapado de arquetipos, retuerce las set pieces al máximo buscando superar las de entregas anteriores y aparca a un lado las leyes de la física como referente de verosimilitud. Por momentos, los personajes alcanzan estados evolutivos de superhéroes con coche en un mundo de tecnología cartoon. Aunque hay que lamentar que el papel de colega de Vin Diesel deja menos espacio de lucimiento para Dwayne Johnson que el de depredador, la incorporación doble de Luke Evans como villano y, sobre todo, Gina Carano (sensacional pelea en el Tube de Londres contra Michelle Rodriguez) mantiene el tipo, aunque la sobreabundancia de personajes ya suene a problema grave. ¿Pero cómo pararse a pensar en eso ante secuencias tan aparatosas y a la vez libres como la persecución de un tanque a través de una autopista española llena de daños colaterales? ¿O el circo de cinco pistas que se monta al final con motivo de un avión en despegue? 'Fast & Furious 6' sabe muy bien disimular flaquezas con paladas de money shots, hasta el punto de dejarnos ya ansiosos por la séptima parte.

    A favor: La loca superposición de peleas paralelas durante el frenético clímax final.

    En contra: A la primera hora le cuesta arrancar. Después de todo, es posible que el cierre de ciclo de Justin Lin resulte positivo y a la saga le venga bien renovar aires con James Wan.

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