"Take Shelter" es un fascinante e inteligente thriller independiente con tintes sobrenaturales, dirigido por Jeff Nichols y protagonizado por Michael Shannon y Jessica Chastain. El film tiene lugar en Lagrange, un pequeño pueblo de Ohio. Allí vive Curtis Laforche (Michael Shannon), un empleado de la construcción, junto con su mujer Samantha (Jessica Chastain) y su hija Hannah, incapacitada auditiva debido a la sordera. Curtis empieza a tener unos sueños extraordinariamente vívidos en los que siempre se desata una furiosa tormenta de proporciones apocalípticas, también sueña que cualquier ser que lo rodea acaba atacándolo. A veces cuando se despierta sigue sintiendo el dolor de las heridas que se ha causado en el sueño. No hay tiempo para las presentaciones. El ritmo de la película es pausado, pero la inmersión en la premisa casi es inmediata. Desde el mismo inicio nos adentramos en los sueños de Curtis y vemos como se va mermando su equilibrio. Por algún motivo Curtis da un crédito desproporcionado a sus pesadillas, que por otra parte cada vez son más intensas. La cinta da miedo de diversas formas. Una de ellas es la incapacidad de Curtis para confesar su zozobra a los demás, que atónitos ven cómo va mudando de comportamiento. Así, por ejemplo, al soñar que es atacado por su perro decide cercar al animal para que no ande suelto.
Sin embargo, el factor principal y común de todas las pesadillas es una gigantesca tormenta que arrasa con todo. Curtis presiente algo malo. ¿El apocalipsis? Su sufrimiento nos provoca zozobra porque no lo comparte hasta tarde, y se encuentra terriblemente solo. Otro recurso inquietante es la calculadísima ambigüedad. Como botón de muestra valga señalar que los sueños se cuelan de improviso, son prácticamente indistinguibles de "lo real" hasta que se desencadena el síntoma claramente onírico. Es decir, no veremos una ciudad doblegándose sobre sí misma, son imágenes cotidianas que solo revelan su naturaleza pesadillesca cuando tocan a su fin, terrorífica y abruptamente. Esto tiene varios aspectos sobre el espectador. Por un lado nos es imposible ver venir cuando se inicia una pesadilla, lo que crea cierto estado de alerta, por otro lado, el componente verista de los sueños ayuda a hacer una difícil pirueta: que nos creamos los temores apocalípticos de Curtis por muy descabellada (o no) que parezca la idea. De este modo, la premisa del filme es fantasiosa pero no inverosímil. Añádase que la madre de Curtis fue diagnosticada de esquizofrenia hace treinta y cinco años. No obstante, las películas de corte fantástico donde el apocalipsis es importante, aunque sea tangencialmente, suelen ser espectaculares, pródigas en efecto especiales de toda índole y ritmo rápido. Aunque en este caso, es totalmente diferente.
Es una película de tempo lento e introspectivo, íntimamente basada en la psique de los personajes. Es fácil, viendo una sinopsis, creer que vamos a ver a "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis" asolando naciones, pero los tiros no van por ahí. El ritmo pausado puede ser un pequeño obstáculo para introducirse en la película, pero una vez que entramos en el microcosmos particular del film la fascinación es absoluta. Es una cinta de caída en los infiernos, de progresiva decadencia psicológica. La obsesión de Curtis es el miedo al fin del mundo, y pretende a toda costa proteger a su familia. Esta "misión" protectora llegará al paroxismo cuando se obsesiona en reconstruir y ampliar un antiguo refugio nuclear. Nichols logra que todas las piezas encajen a la perfección, y para mayor mérito juega con las distintas posibilidades de una historia que si bien en su interpretación no todo vale, si es lo suficientemente rica como para dibujar una polifonía de posibilidades y significaciones. No es una película con un significado único, o al menos con un significado claro. Es perfecta para que, tras acabar, nos pongamos a pensar y elaborar nuestras propias teorías. Ambigua hasta el fin, se suele decir que representa el estado de miedo de la sociedad estadounidense, lo cual incluye desde temores de seguridad nacional hasta cataclismos financieros.
Las actuaciones son excelentes, destacando al dúo principal, con un Michael Shannon encarnando a Curtis LaForche, en una interpretación impresionante expresando sus tribulaciones internas. Borda su rol, con su "especial" rostro tiene mucho ganado, su evolución transmite tormento, su mirada es dolorosa, sus silencios son pavorosos, irradia una complejidad terrorífica, su carisma angustiado flota sobre todo el relato. Esa sensación de preludio al estallido de locura, ambivalente y tenebrosa es un plus para el nivel de la actuación. Jessica Chastain, en su papel de Samantha, le da replica de modo entrañable, compone a una esposa abnegada de fuerte personalidad y que emite gran dulzura. Sostiene sobre sí una porción importante del arco dramático, si grandes son los sufrimientos de Curtis también lo son los suyos, viendo como su matrimonio y su vida se van al garete. Su intuición y el progresivo entendimiento del problema de su marido juegan un papel vital en el film, no sabemos hasta dónde llegará su aguante.
En definitiva, un fascinante thriller independiente, película insólita e intrigante que apuesta por una factura y puesta en escena sencilla. Las mejores bazas están en la turbada mente de los protagonistas y en la progresiva caída de estos en brazos de la paranoia. Es una cinta que no deja situarse al espectador en una posición cómoda, pero tiene un peculiar encanto que la hace atractiva. Es extraño encontrar mezclas de drama de ritmo pausado, thriller y género fantástico tal como lo hace Jeff Nichols. Con un final, que te golpea de forma inesperada y al igual que sucede durante sus dos horas de duración, puede tener varias e interesantes lecturas en una obra que indaga sobre el poder de la mente, la fuerza de los miedos, el camino a la locura y varios de los instintos humanos entre los diversos temas que trata, navegando entre lo literal y lo onírico.
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