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    El juego de las parejas

    por Eulàlia Iglesias

    La noruega Anne Sewitsky debuta como directora con una típica tragicomedia sobre el mundo de la pareja. O de las parejas, para ser exactos. Kaja, la protagonista principal, es uno de esos personajes femeninos que rayan la ingenuidad patológica. Acepta con una sonrisa el desinterés que su marido muestra hacia ella y se siente fascinada por sus nuevos vecinos, que parecen la pareja perfecta. La relación que entablan ambos matrimonio, que se consolida compartiendo un juego de mesa sobre intimidades ("¿le perdonarías que te fuera infiel?"), sirve de detonante para que emerjan los secretos que los cuatro mantenían ocultos: adulterio, homosexualidad no reconocida, imposibilidad de tener hijos... Sewitsky combina los momentos de patetismo que caracterizan tantas discusiones conyugales con ciertas escenas humorísticas o de supuesta felicidad (la pareja adúltera retozando en pelotas por la nieve, ¡qué escandinavo!). Ambas parejas pasan por este proceso de desnudar las miserias propias y ajenas para acabar reencontrándose a ellas mismas.

    La música de coro sirve de aglutinadora de la película. Cantar en el coro del pueblo es la mejor forma que encuentran los recién llegados de integrarse socialmente. Para Kaja, además, significa la oportunidad de retomar su sueño roto: convertirse en cantante. El relato, además, está puntuado por una serie de clips musicales donde aparece un grupo vocal masculino entonando clásicos del repertorio. Como los coros griegos, ellos también se encargan de comentar aquello que les va sucediendo a las parejas. Es la única perspectiva distanciada e irónica que Sewitsky adopta respecto a sus personajes. Ésta y la extravagante, incómoda y políticamente incorrecta relación que establecen los retoños respectivos de los dos matrimonios: el hijo biológico de unos juega a "patrón y esclavo" con el niño adoptado en África de los otros...

    A favor: Los interludios musicales.

    En contra: Los conflictos se plantean y se resuelven en un plano muy superficial.

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