Mis Minions favoritos
por Paula Arantzazu RuizCon ritmo, divertida y emocionante. 'Gru 2', la secuela de 'Gru. Mi villano favorito' contradice el manido dicho que reza que segundas partes jamás fueron buenas. Aquí Pierre Coffin y Chris Renaud, los responsables del asunto, se esmeran en darle entereza dramática y gancho cómico a la continuación de su inesperada película animada, trabajo con el que los estudios Universal se hicieron en 2010 con un hueco en el competitivo nicho del cine de animación. Se esmeran, así pues, y el espectador lo disfruta.
La premisa dramática es, no obstante, tan convencional como, por otra parte, comprensible: Gru está solo y siente que necesita una compañera, pareja que ejerza asimismo de matriarca sui generis de una más que sui generis familia compuesta no sólo por las huérfanas Margo, Agnes y Edith, sino por los millones de Minions, los hombrecitos mutantes del villano-bueno protagonista. ¡Menuda tarea! La aparición de Lucy en escena no será en vano. Tanto para el malogrado –a nivel sentimental- protagonista como para el espectador. Y es que la química entre uno y otro se siente en la pantalla: hay buenos twists, punchs y bromas; y poco sentimentalismo de dibujo Disney. ¿La pareja perfecta?
Sin embargo, y con permiso de los protagonistas, los verdaderos reyes de la función son los Minions, perfilados de manera inspiradísima y a la altura de otros personajes animados que han quedado para la historia. En 'Gru 2', además, les vemos en su faceta más endiablada y bestial, como unos Dr. Hyde Minions o unos Gremlins actualizados para la ocasión, teñidos de color violeta (el color complementario del amarillo, habitual color de piel de estas entrañables criaturillas). Los Minions son los maestros de ceremonia perfectos y sus espontáneas apariciones suplen algunos vacíos del guión con oportunos e impecables gags. Todo el mundo ama o debería amar a los Minions. Incluso el villano más villano de este vil mundo.
A favor: Los Minions.
En contra: Los créditos finales saben a poco.