Película española del 2023, de una duración de 91 minutos, con una valoración de 6/10, bajo la dirección de Juan Galiñanes y Guión de Alberto Marini, con un presupuesto de 3 millones, rodada en A Coruña.
Este metraje es un ejemplo, en el que un director competente maneja elementos tradicionales de forma muy profesional, apostando además por un toque humano que hace Fatum aún más atractiva.
El guión no tiene mucha escala a nivel argumental, pero su director le sabe sacar su muchísima intensidad. Una historia bien definida en lo que se quiere de ella, sabiendose potenciar lo que se necesita. Esta sencilla trama da muchas vueltas con muchas repercusiones en el resto de personajes sin perder en ningún momento el realismo. Estos efectos dramáticos la pueden acercar un poco al acabado de un telefilm, pero no se deja llevar por el dramatismo. Por ejemplo, no alargan el atraco o al personaje de Arón Piper más de lo que pueden dar. Así no peca de querer ser un thriller hollywoodiense que le habría llevado a ser muy tonto, a la vez que tampoco se pasa de intensidad con simbolismo que no pegue. Bien hilada, sabiendo pasar de un protagonista a otro, lo que le da una perspectiva amplia con la que sorprender al espectador.
Los dos frentes tienen la misma profundidad para sus desencuentros emocionales, por lo que confluyen perfectamente en la carga dramática social, con la que pregunta al espectador con su argumento.
La película tiene un ritmo constante, que, unido a una trama absorbente, no da respiro al espectador. Las escenas de acción, muy bien rodadas, se combinan con aquellas más intimistas, y esa alternancia, lejos de ser disruptiva, contribuye a que el espectador empatice con los personajes y sus decisiones. El sonido sigue perfectamente a la acción, involucrando los sonidos cotidianos para apoyar el desarrollo dramático.
El elenco del largometraje es solvente y bien elegido. Todos ellos están estupendos, y entre ellos destaca un Luís Tosar (Sergio), un padre angustiado y dolido. Su aspecto desaliñado y expresión corporal, torpe y tosco, dan fe de una vida larga y llena de sinsabores, y de un hombre que cree que ya no puede sufrir más. Aún estando bien igual al mejor actor español, le ha faltado un rango diferente que no le compare con otras actuaciones de su filmografía. Alex García Fernández (Pablo), un padre muy diferente, un concienzudo policía francotirador, que ve impotente como la vida de su hijo se le escapa. Elena Anaya, siempre solvente, actúa con una contención que casa perfectamente con su papel de Costa, una jefe seria y equilibrada, que sabe mantener los nervios en situaciones complicadas.
Es un thriller sólido y bien rodado, que combina la acción y el drama en una mezcla perfecta, defendida por un elenco solvente y equilibrado.