Spain is different
por Gonzalo de PedroTodo muy español: un grupo de gente que, en lugar de estudiar para salir adelante en lavida, decide invertir sus horas en encontrar el truco de las ruletas de los casinos que lespermita hacerse millonarios sin trabajar. Y aunque la frase anterior sirva para resumir lacultura maloliente del pelotazo, la corruptela y el enchufismo en la que nos ahogamos díaa día, y cada vez más, en realidad es la sinopsis de la nueva película de Eduard Cortes,'The Pelayos', que adapta la vida de la familia Pelayo, célebre por haberse hechomillonaria al descubrir el truco para desbancar a los casinos sin hacer trampas.
Siendogenerosos, podríamos hablar de una estirpe de picaresca española reencarnada en lafamilia Pelayo, y ahora llevada al cine por el director de la notable 'La vida de nadie'. Loconcreto, sin embargo, es constatar que la picaresca se ha convertido en rutina, y elingenio para no dar palo al agua se transmite de padres a hijos: el protagonista,interpretado por un Daniel Brühl que concentra todo su poderío actoral en su sombreroperpetuo, es incitado por su padre a abandonar su carrera de músico para dedicarse a laestafa: buena lección para aquellos que tengan hijos. El director se esfuerza en construiruna película sobre una estirpe de soñadores, en dar grandeza a un clan que pelea porconseguir lo que se propone: lo terrible es comprobar que la molicie se transmite depadres a hijos, y que la historia no es más que la de unos buscavidas, sin ánimoantisistema ni vengador, que, como Camps, Carlos Fabra, y tantos otros, optaron por elcamino fácil para hacerse millonarios. En el fondo, hasta podría preocuparnos lacomplicidad con la que la película retrata a sus protagonistas, porque de ese caldo decultivo de compadreo con el listillo y el tramposo es del que nacen los chorizos que hoyimpregnan todo con su mal olor. Y habrá quien dirá que la moral no es cuestióncinematográfica: error. Optando por un formato televisivo, con subrayados evidentes yuna excesiva ingenuidad en la narración, la película se sitúa del lado de lo fácil y obvio.Una pena.
Lo mejor: El ritmo que sostiene la película de principio a fin
Lo peor: El aliento televisivo que impregna la película