Desde siempre, las películas basadas en el enfrentamiento entre dos compañeros policías o de otra profesión, con caracteres opuestos (buddy-movie), han dado mucho juego al cine en diversos géneros, como el policíaco, el thriller, la acción o la comedia. Su ejemplo más significativo podría ser Arma Letal, donde un policía mayor y respetado debe formar equipo con otro joven y alocado, y aunque al principio no se soportan aprenderán a quererse y formar una buena unión, mezclando la acción más macarra con numerosos gags cómicos. Incompatibles, horrible adaptación del título francés, que sólo es una intentona de hacer recordar al público la reciente Intocable, con la que comparte protagonista (Omar Sy), tiene más de comedia que de acción o thriller, aunque todo se mueve en torno a una investigación donde están entrometidas las altas esferas. No es Arma Letal ni de lejos, pero guarda algunos momentos de sana comicidad y se deja ver con calma en la butaca.
Un capitán de la brigada criminal de París, elegante y a quien sólo le mueve la idea de promocionarse y ascender en puestos, se ve obligado a formar pareja con un agente de policía procedente de los suburbios, ya que en su zona se ha producido el asesinato de la mujer de un líder de la patronal. Sin comerlo ni beberlo, se meterán en un mundo complicado y en un caso con demasiadas interrogantes.
Lo que hace funcionar al filme es la excelente química entre la pareja protagonista, la dificultosa relación que se establece entre ambos, que nos regala los momentos más divertidos. El dúo de actores es estupendo y se complementan a la perfección, haciéndonos olvidar un guión bastante estereotipado, con lagunas y frágil, una mera excusa para sacar la comicidad de estos dos intérpretes. Porque uno sale de la sala con un buen sabor de boca, sabiendo que no ha visto una gran película de acción, pero después de echar unas buenas risas todo se sobrelleva mejor.
Hay escenas realmente graciosas, para el recuerdo, como aquella en el local de intercambio de parejas, la persecución de un sospechoso o el tiroteo en el club de los gitanos. Su director se centra principalmente en estos momentos, derrochando ingeniosos diálogos y tomas y dacas entre los dos agentes. Los secundarios realmente no importan, aunque el final es memorable gracias al humor del chófer de la mujer asesinada. Por tanto, el director no intenta hacer maravillas con la cámara (en más de un momento, asistimos a planos que podían haber estado mejor planteados), pero con las charlas y acciones de los personajes, nos da igual.
Una película de consumo rápido, un policíaco que hemos visto tantas otras veces en televisión, adornado con el carisma de dos protagonistas en su mejor momento, con diversas referencias cinéfilas que harán las delicias de cualquier aficionado. También acompaña una música ideal para las situaciones, una banda sonora muy disfrutable. No cambiará la vida de nadie y esperemos que su director mejore en próximos trabajos, pero es un filme refrescante que se ve bien y resulta divertido y casi entrañable.