Después de ver el film y tras leer las críticas de los espectadores, llego a dos conclusiones: primero, las opiniones son como los traseros (por ser educado), ya que todo el mundo tiene uno, genial declaración de Harry El Sucio. Dos. La profusión de tabletas, videojuegos, efectos especiales de tipos tirando rayos, y monstruitos creados por la informática ha tenido efectos devastadores sobre el cerebro humano, sobre todo cuando uno lee la respetable crítica de nuestro buen crítico de Sensacine. Los efectos devastadores de las pantallas LED han producido mutaciones en un tiempo récord y han insensibilizado determinadas áreas cerebrales, que sólo se activan con una persecución pasteurizada, explosiones y águilas gigantes rescatando enanos de su absurdo final.
Zemeckis es uno de los alumnos aventajados de Spielberg que probablemente hayan superado incluso al maestro. En este film, se atreve a retratar al anti-héroe hasta el punto de que el espectador (al menos el espectador en el que aún quiero creer) empatiza con un tipo que a todas luces la sociedad juzgaría como detestable. Pero claro, la excelente secuencia inicial del accidente sólo dura veinte minutos, y las áreas cerebrales de la mayoría de los espectadores se apagan. Lo mejor de la película viene después. No antes. Un Denzel Washington al borde del abismo tratando de mentir para no arruinar su carrera. Probablemente, si no hubiera estado colgado hasta las cejas, no habría salvado a la mayoría de los pasajeros. Hay escenas memorables en esta película, como el encuentro de Washington con el gabinete de la propia aerolínea y los comentarios de su jefe, el contenido papel de Don Cheadle, el simpático (aunque superficial) papel de John Goodman, o las reacciones de alguno de los tripulantes supervivientes (véase la escena de Washington en el hospital cuando visita a su copiloto).
Pero claro, la película es lenta para los mutantes cerebrales, no tiene acción, no tiene nada, es poco menos que una m... cuando en realidad lo tiene todo. Es una lástima. A la gente no le interesan las buenas historias, solo atontarse con filigranas del todavía más. Si una película como Flight pasa desapercibida (como ocurre con otros filmes que los espectadores que quizá lean esto jamás verán, como The Hunter, de Willem Dafoe), es que desgraciadamente estamos asistiendo a la muerte del cine. Algo que ha comentado un tipo que hacía buenas películas de acción como Zemeckis.