"La fealdad en la mujer es un pecado mortal; si eres bella es a la que miran por la calle por su belleza, si eres fea es a la que miran por la calle por su fealdad". Narrada por capítulos según las personas principales que formaron parte de su vida, en la historia de esta superviviente, osada y atrevida escritora hay mucha distancia entre su vida real y el erotismo de sus libros, entre la realidad de su presente y la ficción de sus manuscritos, separación abismal de enormes consecuencias dañinas para el alma sensible y doliente de este corazón nunca encontrado-nunca rescatado, una desesperada búsqueda de amor, de algo de cariño, de ansiada ternura, clara manifestación de una obsesiva dependencia emocional ante la evidente ausencia de estos hermosos sentimientos en su propia vida. "Miedo a morir, desconsolada por haber nacido; nadie me quiere, siempre sola, nada cambia". Un interesante y atractivo personaje, mujer valiente y caótica que intenta sobrevivir a sus propias locuras e intrépidas obsesiones que capta y mantiene tu atención con suma facilidad ante la presentación simpática y holgada de una feminista cuyo relato es de proceder hábil, sereno y nada pesado. "Me iré tal y como llegué, intacta y cargada con los defectos que siempre me han torturado". Hermosura ante los pequeños pero apreciados momentos de lectura en voz alta de las palabras de esta maravillosa imaginación inventiva que vuelca toda su sufrida esencia en hoja escrita sin pudor ni desconsuelo encontrado, sin temor y con clara necesidad de desahogo de un volcán interno que evoluciona, que explosiona hacia no se sabe dónde, lo único seguro sabido es que arrasará todo lo que halle en su camino. "La vida es la libertad de elegir tu destino". Búsqueda de ese exquisito y deseable objetivo en una descorazonada novelista fuera de lo común, revolucionaria emprendedora que con un inicio torpe, loco y algo confuso para el espectador, encuentra su rumbo hacia un destino solemne y positivo, tranquilo y reposado para disfrute de la audiencia; correcto trabajo de Martin Provost que realiza una buena y digna presentación de un peculiar personaje, todo desconcierto y vorágine, de movimientos desesperados en una complicada y carismática vida que encuentra su camino a base de golpes y lesiones, rechazos y desplantes que endurecen y fortalecen su persona aunque también la hieren de una anímica muerte a la que es difícil reponerse. Entretenida visión que cautiva por momentos, adolece en otros y crea un admisible conjunto de armonía tenue e incandescencia contundente.