Educación sexual a los 40
por Nestor HidalgoLas temáticas sociales en el cine también viven sus modas. Las personas con minusvalías, y perdonen la expresión políticamente incorrecta, cotizan en estos momentos al alza. En los últimos meses han proliferado las películas que otorgan protagonismo a los problemas de personajes parapléjicos, ciegos, mutilados o con alguna enfermedad crónica, centrándose sobre todo en cómo gestionan su vida sentimental y sexual. La premisa es sencilla: si ligar nunca es fácil, imagínate en silla de ruedas. A títulos como 'Intocable', De óxido y hueso', 'Hasta la vista'... y en el cine español 'Seis puntos sobre Emma' o toda la ficción auspiciada por Albert Espinosa, se suma ahora 'Las sesiones', basada en la historia real de un escritor tetrapléjico que decide contratar los servicios de una terapeuta sexual para perder la virginidad.
La mayoría de las películas antes citadas acaban utilizando una estrategia similar, como si la visualización cinematográfica de las personas minusválidas solo pudiera hacerse de una manera. Como son conscientes que abordan asuntos poco del gusto del gran público deciden compensarlo aumentando las dosis de sentimentalismo tanto a través de la comedia como del melodrama. La primera permite acercarse a una temática incómoda quitándole hierro a través del humor. El melodrama remacha la conexión emocional de los espectadores con unos personajes que viven una situación diferente a la suya. 'Las sesiones' no resulta una excepción a esta fórmula.
Ben Lewin saca buen provecho de la condición de escritor del protagonista, Mark O'Brien. Sobre todo al principio del film cuando se apropia del registro irónico con que O'Brien ahuyenta el dramatismo y la incomodidad de su situación. Este tono y el encuadre frontal a las lecciones de sexo que recibe un hombre de cuerpo maltrecho condenado a vivir dentro de un pulmón de acero se encuentran entre lo mejor del film. También, las espléndidas interpretaciones de John Hawkes (uno de los mejores actores estadounidenses actuales, a quien seguimos el rastro desde 'Deadwood') y Helen Hunt (dejando claro que si el cine la desaprovecha no es porque ella no siga en forma). Con estos elementos Lewin entona un canto a favor de disfrutar al máximo del propio cuerpo y reivindica la sexualidad como camino indispensable para alcanzar una vida plena, sea cual sea la condición física de uno. Lewin y el protagonista cuentan con un cómplice inesperado en esta causa: un sacerdote católico al que da vida William H. Macy que, al contrario de la jerarquía eclesial a la que debe obediencia, se posiciona claramente a favor de la vida sexual activa y satisfactoria del protagonista. El film utiliza al sacerdote para desactivar prejuicios morales en torno al tema tratado, pero sobre todo para contar con un secundario cómico que acaba dando juego sobre todo en este sentido. Él también contribuye a que 'Las sesiones' vaya desplazándose progresivamente hacia el pantanoso terreno de las emociones y las lágrimas fáciles, donde ya no hay espacio para las situaciones incómodas, las reflexiones pertinentes ni los personajes conflictivos.
A favor: La desinhibición y naturalidad con que se trata el sexo en un film dirigido al gran público.
En contra: Esa manía de forzar la maquinaria sensiblera.