ENTRETENIDO PÉPLUM CON AROMA DE SERIE B
La historia de cómo "Pompeya" ha sido llevada a la gran pantalla es bastante curiosa. A mediados del año 2007, el gran director polaco Roman Polanski iba a afrontar la que iba a ser su película más ambiciosa, que tendría un presupuesto superior a los 150 millones de dólares y que estaba previsto rodar en Europa, concretamente en la Ciudad de la Luz, los estudios cinematográficos que residen en Alicante que ya habían empezado a preparar los decorados de tal magna producción. No obstante, el realizador de "El Pianista" abandonó el proyecto por un conflicto de fechas, debido a una huelga de los gremios de directores, guionistas y actores, que al tener otros proyectos en su agenda, el retraso del rodaje le suponía un problema.
Tras la marcha de Polanki, hubieron ciertos rumores que apuntaban a que "Pompeya" finalmente se convertiría en una miniserie producida por Ridley Scott, hasta que la productora fichó al director Paul W.S. Anderson (Resident Evil, 2002), que es el responsable del filme que finalmente se ha estrenado en nuestras carteleras.
Anderson adapta la novela escrita por Robert Harris, responsable de la estupenda novela "El escritor fantasma" (que fue llevada al cine por Polanski, menuda casualidad), que se centra en un joven ingeniero de acueductos romano que se ve mezclado en una intriga política, que sirve como pretexto argumental para mostrar la espectacular erupción del monte Vesubio y la trágica destrucción de la ciudad en el año 79 d.C.
El principal problema de esta película es que Anderson modifica la trama argumental de la novela, cambiando al ingeniero romano por un gladiador esclavo de origen celta llamado Milo (interpretado por Kit Harington, visto en la serie "Juego de Tronos"), que se enamora de una joven romana adinerada llamada Cassia (interpretada por Emily Browning), la cual obligan a prometerse con Corvus (interpretado por Keifer Sutherland), un corrupto senador romano que también es responsable matar a la familia de Milo. Cuando el Vesubio entra en erupción amenazando con destruirlo todo, Milo intentará salvarla... mientras todo se derrumba. La historia de amor no hay por donde cogerla, es inverosímil y un lastre para el filme. Además de unos personajes algo estereotipados y carentes de carisma.
Y eso que a su favor tiene su excelente factura técnica, que muestran la ciudad de Pompeya al más mínimo detalle, y su posterior destrucción. Asimismo también se puede afirmar que es bastante entretenida, pasando su escasa hora y media en un suspiro; y en los momentos de lucha de gladiadores (que recuerdan vagamente a los vistos en "Gladiator", de Ridley Scott) es cuando la película realmente funciona.
En definitiva, se puede decir que es una de las mejores películas realizadas por Paul W.S. Anderson, comparándolas con las de la interminable saga de "Resident Evil", con un argumento más o menos coherente (salvo esa subtrama romántica), y una espectacular destrucción de la famosa ciudad de Pompeya.