Trance tiene le desafío de mantener una historia creíble, en los límites entre la verdad, lo sugerido, la memoria real y el engaño, a la vez que debe asegurarse que el espectador no se pierda entre las vueltas y giros que nos deparan la trama y los personajes. Una tarea muy difícil, no lo niego, que Boyle no termina de redondear, y es que si te paras a analizar las explicaciones finales de la historia, hay cosas que pueden no encajar del todo (las llaves en el bolsillo, por ejemplo) y el espectador puede pensar que la historia no es del todo legítima. Claro que en este tipo de películas donde el concepto de realidad es ‘flexible’, la fiabilidad de la narración es más que discutible.
El personaje clave es Elizabeth Lamb, la especialista en hipnosis, llega un momento que no sabemos si ella está sacando recuerdos reales o implantando unos falsos, pero es lo suficientemente inteligente como para estar dos pasos por delante de todos los demás y es entonces cuando empezamos a cuestionar todo lo que vemos y a darnos cuenta que lo creíamos real no lo es tanto, algo parecido a lo que ya vimos en Shutter Island y Origen. La sexy terapeuta es Rosario Dawson, a la que recuerdo haber visto anteriormente, pero no sería capaz de nombrar una sola película suya. Como aliciente para el público masculino, os diré que esta cinta os permitirá disfrutar de un desnudo integral y frontal de Rosario Dawson.
Puede que para James McAvoy este sea uno de sus mejores papeles, ya que le permite demostrar que es capaz de interpretar registros antagónicos, aunque su personaje sea el paciente más sugestionable en la historia de la hipnosis. El actor francés Vincent Cassel es un habitual en recrear personajes oscuros, en este caso, pese a ser el autor del robo y mostrar una crueldad extrema a la hora de torturar a Simon, su interpretación es más bien discreta. El público femenino también podrá disfrutar de los desnudos de Vincent Cassel y James McAvoy, aunque no serán frontales.