No podrían haber elegido mejor ciudad para ambientar la película, Detroit , una de las ciudades actualmente más desoladas y deprimidas de todo el planeta, le viene como anillo al dedo para recrear el ambiente de romántica decadencia en que cual flotan continuamente la pareja protagonista del film. La película es extraña, sus personajes son más raros todavía y la recreación del mundo en el que viven es tan extravagante como ellos, pero vamos, todas estas “rarezas” no nos pueden extrañar (valga la redundancia) y no nos pueden sorprender si tenemos en cuenta la filmografía del cineasta Jim Jarmusch. Adam es un músico con un estilo tan carismático como propio, muy underground, vive en Detroit, en una continua depresión provocada por los actos direccionales que ha tomado la humanidad. Eve se reúne con él, es su eterna amante, su eterna pasión, un amor que perdura durante varios siglos, un reencuentro esperado y una situación para ellos idílica, hasta que llega Ava, se trata de la hermana menor de Eve y aunque Adam no está conforme con ese reencuentro no tiene más remedio que aceptarlo. Ava es alocada e incontrolable. Un acto de la salvaje hermana pequeña, hará que la pareja tenga que cambiar de planes.
El director nos muestra todo un ejercicio de supervivencia, aun cuando las motivaciones se desvanecen, cuando todo carece de sentido y la vida te ha consumido deseando no seguir en ella, nuestros protagonistas siguen adelante. La pareja protagonista, tiene un halo de elegancia y sofisticación muy renacentista, mezclado con una tétrica oscuridad que les otorgan un aspecto gótico, consumidos en un estado de melancolía y postergación, sin embargo tienen una dualidad, pese a ser lo que son, parecen tener unos valores que la humanidad ha ido perdiendo con el paso de los años.
El director nos muestra todo un ejercicio de supervivencia, aun cuando las motivaciones se desvanecen, cuando todo carece de sentido y la vida te ha consumido deseando no seguir en ella, nuestros protagonistas siguen adelante. La pareja protagonista, tiene un halo de elegancia y sofisticación muy renacentista, mezclado con una tétrica oscuridad que les otorgan un aspecto gótico, consumidos en un estado de melancolía y postergación, sin embargo tienen una dualidad, pese a ser lo que son, parecen tener unos valores que la humanidad ha ido perdiendo con el paso de los años.
Ahora vamos con la parte negativa de toda esta nebulosa atmósfera aciaga. La cinta es lenta, las dos horas que dura se hacen largas, muy largas, hay una escasez de acción, de situaciones, los personajes son excesivamente aburridos, el argumento adolece de falta de creatividad narrativa o mejor dicho, su desarrollo es tan espeso que cuesta digerir, el envoltorio está muy cuidado pero los diálogos en ocasiones son tan pretenciosos como vacíos, un aire de modernidad esnob termina por llevar el peso de una historia demasiado insípida. Quizás falten Mario Vaquerizo y Alaska para introducir algo de diversión en sus hastiadas vidas, parecen unos yonquis de la hemoglobina con una vida eterna pero que puede ser un padecimiento perecedero.
Dicho esto, Tilda Swinton (El gran hotel Budapest, Snowpiercer) está perfecta, transmite todo ese aire de misterio que tiene su personaje, tanto en su pausada interpretación como en su lograda caracterización. Tom Hiddleston (Los vengadores, Thor…) también cumple con su papel de personaje hundido en su interior al borde del suicidio continuo.