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    El Niño
    Críticas
    3,0
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    El Niño

    ¿'Corrupción en Miami' a la española?

    por Beatriz Martínez

    Le ha costado mucho trabajo a Daniel Monzón completar su última película a pesar del éxito conseguido con su anterior obra, Celda 211. Sin embargo, después de que el rodaje quedara aplazado en varias ocasiones, ahora se configura como la gran apuesta ganadora de Telecinco Cinema para la nueva temporada cinematográfica. Así son las paradojas de la distribución nacional. El niño se presenta irremediablemente preparada para pisar el acelerador y surcar las peliagudas aguas de la taquilla española en lo que constituye el inicio del año escolar cinematográfico. Y sin duda, a primera vista, podría tener todas las papeletas para convertirse en uno de los fenómenos de la temporada: protagonistas de prestigio junto a jóvenes promesas atractivas, una historia con garra que entronca con las nuevas fórmulas de narración televisiva y un empaque formal impecable.

    Seguramente, a aquellos a los que les gustó Celda 211, considerarán que El niño es un paso más allá en la carrera de Monzón. Y quizás lo sea, aunque algunos echemos de menos ese toque imperfecto y lleno de impulso kamikaze cinéfilo que constituían sus primeras obras. No por haber ganado en limpieza estilística, es ahora Monzón un mejor director. De hecho, El niño es quizás una de sus películas más aburridas y sobre todo deslavazadas, lastrada por un guion que no sabe bascular el punto de interés entre las dos historias paralelas que se encuentra contando: Por una parte la del grupo de policías que lucha contra el narcotráfico en el Estrecho, y por otra la de los dos jóvenes que comienzan a introducirse en las redes contrabandistas en busca de dinero fácil. Ninguna de las dos ahonda realmente en el interior de los personajes, pero sin duda resulta mucho más atractiva la protagonizada por Luis Tosar, sobre todo gracias al carisma del actor, mientras que la de los dos muchachos, a pesar de la gracia congénita que aporta Jesús Carroza (7 vírgenes), es incapaz de concentrar el interés, alcanzando cuotas de tedio absoluto y estupor sonrojante cuando deriva hacia el melodrama romántico intercultural, tramo que termina de rematar de muerte el ritmo central de la película.

    El punto fuerte de El niño son sin duda sus espectaculares escenas de acción, filmadas con precisión y garra, persecuciones aéreas y marítimas en las que despliega todo una batería de recursos técnicos de ejecución impecable. Pero no se puede valorar una película por la destreza a la hora de rentabilizar los recursos y las habilidades para confeccionar una determinada escena de complicada ejecución formal. Tiene que haber algo más, tiene que haber un fondo y un sentido para todo eso, un empuje, un riesgo o, al menos, personalidad detrás de las imágenes. Un sello distinguible. Y El niño puede que avasalle visualmente con ínfulas de grandeza y una brillante batería de espectáculo pirotécnico,pero en realidad, la peripecia vital que narra termina siendo anecdótica y trivial y lo peor de todo es que casi ninguno de sus personajes logra alcanzar un interés más allá de un sinuoso recorrido errático por la pantalla. Quizás El niño pretendía ser una versión española de Corrupción en Miami. Pero para eso, hay que ser Michael Mann.

    A favor: Luis Tosar y Eduard Fernández. Las escenas de acción y persecución, todo un alarde de destreza técnica.

    En contra: El personaje de “el niño” no termina de erigirse como el núcleo de la película, no tiene la suficiente prestancia. Además, la falta de ritmo en algunas escenas y el guion demasiado deslavazado.

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