Crítica de SensaCine.com para Cruce de caminos (The Place Beyond the Pines): Demasiados caminos

Al director Derek Cianfrance le gustan las historias que se cuecen en distintos tiempos. Su anterior película, 'Blue Valentine', era un relato de amor que saltaba del presente de un matrimonio en crisis al pasado, a los románticos momentos del inicio de la relación. Haciendo honor a su título español, 'Cruce de caminos' se construye también sobre una pirueta narrativa. Lo que comienza siendo la historia de un virtuoso de las motos y ladrón de bancos pasa a ser, a medio metraje, la historia de un policía inmerso en una trama de corrupción y mentiras. Y lo que parece una película sobre el lazo entre ambos personajes –la escena en la que coinciden, con el policía interpretado por Bradley Cooper mirando por la ventana se apoya en el rostro del actor para dar un giro a la película– se revela finalmente como una cinta de vidas cruzadas a lo largo de dos generaciones.

La estructura férrea del guión pesa lo suyo. Sin embargo, 'Cruce de caminos' alcanza sus mejores momentos cuando se fija más en las sensaciones que en los hechos que están por venir. La primera parte, protagonizada por un Ryan Gosling de gestos mínimos y caracterización vistosa, trabaja precisamente en esta línea. De la mano de este personaje, un motorista que decide sentar la cabeza cuando descubre que tiene un hijo, la película viaja feliz y aparentemente a la deriva. A Cianfrance le gusta jugar con los colores y la estética, así que no resulta extraño que se desenvuelva mejor en lo epidérmico –en el terreno de las sensaciones del personaje interpretado por Gosling, que corre veloz con su moto– que en el intento de plantear un engranaje perfecto, en el que el destino se dibuja como algo tan inflexible como efímero.

A favor: La primera parte de la película, menos concreta y más epidérmica.

En contra: La segunda y la tercera parte de la película, más concreta y menos sugerente.