Últimas opiniones : Tomorrowland: El mundo del mañana - Página 2

Creo que el gran problema de Bird es que voló muy alto para los estándares a los que las películas comerciales nos tienen acostumbrados. La historia es original, sin entrar en detalles de que el mensaje no lo sea, y está muy bien contada y llevada.

Y aunque entiendo por que mucha gente se confundió o decepciono por no ver la trama suscitándose en Tomorrowland, no creo que exista un minuto en toda la película que no tenga un momento de acción, diversión o de estimulación mental; además de que claramente la intención de Bird no es acerca de ir al futuro o a Tomorrowland, sino mas bien llevarnos a través de una magnifica aventura y una búsqueda más profunda hacia un mejor futuro (algunas veces los viajes, y no el destino, son los que nos dejan los recuerdos más divertidos y entrañables).

Por otra parte, las actuaciones de las chicas son espectaculares, en especial Britt Robertson, quien logra imprimir en su personaje un carisma y vitalidad completamente apropiados para la historia. Lo anterior es muy claro cuando uno ha visto a esta chica en otras películas y entiende que ese leve histrionismo inyectado a su personaje es incluso para nuestro deleite.

Al final, se podría decir que Tomorrowland es una bella pieza del séptimo arte que, lamentable, no pudo ser comprendida y apreciada.

Yo sí que entiendo que hallan tenido pérdidas económicas, parece que promete mucho cuando empieza pero a medida que va avanzando pierde todo interés, sobre todo el final, flojísimo, te esperas mucho más pero al final casi que te aburres...

Cuento futurista muy bien elaborado, diferente y muy original.
Puede que peque de infantil y eso le quita fuerza pero visualmente es magnífica.

Tomorrowland no es ni mucho menos un bodrio, pero una imagen tan espectacular y bella debe contener una historia más interesante, y no un panfleto de greenpeace repetitivo hasta decir basta, mejor verla el día de mañana y no perder el día de hoy.

Película entretenida, que nos muestra lo que será más o menos el futuro. Bueno, a mí personalmente el protagonista no me gusta mucho y la película es más bien infantil-juvenil, pero se deja ver.

Un argumento buenísimo con unas frases geniales en una película absolutamente horrible, mal llevada, mal desarrollada, no merece la pena

[...] Hace algo más de un mes que esta película se estrenó y se calcula que las pérdidas para Disney rondaran los 120 millones de dólares, parece que no ha tenido mucho éxito en las salas y es algo que no termino de entender. Tomorrowland es una película muy original y eso en una época en la que dominan las secuelas, los reboots y los remakes debía ser un valor añadido, pero parece que sus buenos deseos no han convenido al público que siempre es el que manda. Al final va a ser que tenemos el cine que nos merecemos.
Es cierto que la trama es algo confusa y la narración resulta muy desigual, demasiado densa para los niños y bastante infantil para los adultos, y eso que del guion se han encargado el propio director, Brad Bird (responsable de El gigante de hierro o Ratatouille), y Damon Lindelof uno de los creadores de Perdidos. En el fondo es una historia familiar con un enfoque muy optimista sobre la esperanza y como nuestra valía personal es capaz de cambiar el mundo, vamos, en la más pura línea Disney. Un futuro brillante y reluciente, lleno de aventureros y exploradores, que no es cosa de la ciencia ficción, seremos capaces de construirlo si no nos dejamos llevar por el cinismo, la desesperanza, el fatalismo, la frustración y esas distopías tan moda últimamente.
En el plano técnico es impresionante, han sabido crear un lugar lleno de inventiva y creatividad, con un ligero toque retro años 60 que resulta encantador y sorprendentes escenas, como la que ocurre en la Torre Eiffel de París, llenas de guiños inteligentes. Ya sabéis que el lugar al que llaman Tomorrowland está ambientado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, es fácil reconocer varios de sus edificios entre los diseños futuristas que conforman la ciudad, un lugar brillante y deslumbrante, donde predominan los tonos azules y las líneas rectas.
George Clooney es Frank Walker, un tipo cínico y pesimista que no consigue brillar lo que debería. Britt Robertson (La cúpula, El viaje más largo) es Casey, una chica inteligente y soñadora que en seguida se interesa por lo que el pin puede mostrarla. Hugh Laurie (House) es Nix, al que podíamos considerar el villano de la historia, Raffey Cassidy (Blancanieves y la leyenda del cazador) perfecta como la niña robot, perdón, audio-animatronic, Tim McGraw (The blind side) es el padre de Casey y Pierce Gagnon (Looper) su hermano pequeño.
El optimismo frente al pesimismo es el mensaje que lanza Tomorrowland desde el primer minuto, un mensaje que deberíamos escuchar más, este mundo necesita más imaginación y no perder la esperanza.

Porque, seamos serios ¡sabéis hacerlo mejor!
Disney, factoría de fantasía y sueños para diversión de los niños... Terminator, androides del futuro que regresan al pasado para asegurar su existencia y rectificar errores humanoides, factoria de entretenimiento para adultos..., haz un mix de ambos con descenso a nivel juvenil, coloca hologramas por doquier, armas futuristas que serían geniales para jugar a la guerra del agua y un diseño de ese paraíso para genios y científicos no tan atractivo ni seductor como se esperaba, añadimos al Dr. Ross -¡siempre lo será en el recuerdo!-, pediatra que sigue tratando con jovencitos, al Dr. House como malvado mister X y el prototipo volador, que sería utilizado en las olimpiadas de Los Ángeles 82 para encender la antorcha, como inicial imagen que te queda en la memoria.
Los niños quieren estar con niños así que ellos son los protagonistas, George Clooney y Hugh Laurie para persuadir la apetencia de los mayores aunque, tras su fugaz aparición en las primeras escenas, ésta se evapore una hora para el de Kentucky/hora y media para el de Oxford hasta su regreso y, un movimiento incesante de aventura accidental cuyo lema es la torpeza y suerte del novato principiante donde, en su ya primer fotograma, puedes intuir la baja calidad de la misma, el mínimo esfuerzo creativo realizado para que su intensidad y aceleración, vigor y entusiasmo atrapen dignamente al espectador, niño o adulto, pues no por llenar el recorrido de baches, tropiezos e inesperadas caídas la sonrisa se vuelve risa, como sabiamente lo expresa esta programada inteligencia artificial que se autoapaga si eres cotilla y osas preguntar en demasía por información confidencial que no es de tu incumbencia, y puesto que "sonreír no es lo mismo que reír", es tu benevolencia y beneplácita simpatía la que fuerza tu sonrisa en el rostro, de ahí que no emitas ninguna carcajada voluntaria o instantánea en ningún momento.
"Si pudiera decirte con certeza la fecha de tu muerte, ¿querrías saberlo?", si Walt Disney levantara cabeza -aunque creo que mejor sería decir..., si descongelara su cabeza ¿no?, ¡pequeña broma de leyenda urbana!- ¿estaría orgulloso de firmar está película? Porque ¡seamos serios!, con los tiempos que corren, toda la técnica al alcance y el dinero medio que se destina a producir estos filme ¿no sabéis hacerlo mejor?, ¿esmerarse con más óptimos resultados?, ¿con más ingenio, destreza, ocurrencia y no tanta cutrez?
Porque, ¡seamos serios!..., es triste el diálogo, penoso el viaje astral, pobretón el mecanismo de enlace, patética la relación temporal, escaso el conjunto, nimias las sensaciones, en espera infinita la pasión que se aburre, en letargo olvidado cualquier tipo de excitación o apunte de diversión..., porque ¡seamos serios!..., por ser cine familiar, para peques y grandes, ¿se deja de lado la calidad, originalidad, estilo a cambio del discurso cliché de qué malos somos que llevamos años observando la destrucción del planeta, con avisos continuados de derrumbe y aniquilación del mundo y seguimos igual, sin hacer nada?..., un poco, demasiado visto y oído ¿no?
Poca agudeza e invención sugerente se mueve en este relato donde su máxima aspiración es que más de un niño, esa noche tras ver la película, se convirtiera en eterno soñador, se prometiera estudiar para mejorar y salvar al mundo y ¡nunca, jamás abandonar!, los muchos otros le pedirían a su padre conseguir el pin molón de la peli para jugar a teletransportarse con los colegas mientras, los adultos ¡nos conformaríamos con poder beber del batido rejuvenecedor del gobernador Nix!
"La imaginación es más que el conocimiento, Einstein"; debería haber, una norma y mecanismo posible de consulta para genios ya muertos, para poder pedirles permiso para usar sus célebres frases porque, ¡seamos serios! ¿Albert Einstein lo daría?, teniendo en cuenta que aquí se mueve poco conocimiento/menos imaginación aún.
Brad Bird, como visionario de llevar a buen puerto este sueño químerico futurista, no se molestó mucho en ser convincente, ni en ser motivador, ni en ser perspicaz, ni en llegar muy lejos, carencia fanática por la ciencia ficción se deduce de un trabajo reducido en sus pretensiones, insuficiente en imágenes, seco en exaltación, nulo en su grato recuerdo; tanto numerito técnico y abuso del recurso del ordenador y no puedes conseguir un rendimiento mejor?, ¿un producto más gustoso, delicioso, mejor?
Cine comercial para ver en familia, prototipo estandar para tiempo de diversión ligera y esparcimiento superficial, con mensaje moralista y promesa de esperanza en el mañana incluidos, ideal para tarde de domingo de velada con los tuyos ante la gran pantalla, menos mal que aún queda la noche para acostar pronto a los niños y ¡ver un filme decente que elimine su infortunado sabor!
Tomorrowland, la tierra del mañana, ¡como si no hubiera bastante con ésta!..., total ¡si están ahí en Valencia, con una pantalla verde y cables en la cabeza, con mínima iniciativa e ilusión de corto alcance!

Me pareció muy imaginativa, pero esta a medio camino entre una película ñoña de Navidad y una gran historia de ciencia ficción. Al final, ni una cosa ni la otra. Para pasar el rato sin más.

Esperaba mas por cierto me parece que los precios de la entrada son desorbitados 9 euros así estaba lasala un sábado. 9 personas