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    Una casa en Córcega
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Una casa en Córcega

    Sentimiento neorural

    por Paula Arantzazu Ruiz

    En ocasiones, hay que irse lo más lejos de todo para encontrarse a uno mismo. En concreto, hay que irse hasta el culo del mundo. Al menos eso nos propone Pierre Duculot en en Una casa en Córcega, atípica tragicomedia que sigue a una chica que lo deja todo, más bien lo poco que tiene, para volverse neorural en las montañas de Córcega.

    El título original del filme (Au cul du loup, literalmente "En el culo del mundo") incide sin coartadas en esa idea y aunque señale cierto tono jocoso, en la película no abunda. Y es que Duculot lo que quiere contarnos es una sencilla historia sobre un cambio y las distintas fases emocionales por las que pasa la protagonista para alcanzar el final de esa transformación. Christina (Christelle Cornil) quiere encontrar su lugar en el mundo -pese a que éste sea en el culo del ídem- y la oportunidad le surge cuando hereda una casa rústica en las montañas de Córcega. Dejando atrás una vida algo gris y monótona como camarera en Bélgica, la chica se lanza a abrazar lo rural como quien abraza un peluche. Luego, claro, se topará de bruces con la realidad.

    Sin grandes aspavientos, Duculot nos muestra esa toma de contacto de la protagonista con su nueva vida resaltando el contraste entre sus expectativas y lo que se encuentra, entre el romanticismo del entorno y las goteras de su habitación. Y, ahí, acierta y consigue insuflar mucha vida a su cinta, permitiendo que los matices emocionales por los que transita Christine den entereza y credibilidad a su evolución en pantalla. No debe ser fácil domar el paisaje agreste de Córcega, como tampoco lo son algunas decisiones que hemos de tomar en la vida. En suma, una película para dubitativos.

    A favor: Su honestidad.

    En contra: Que no le saque más partido al paisaje.

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