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    Transformers: La era de la extinción
    Críticas
    3,5
    Buena
    Transformers: La era de la extinción

    Cine de autor/el tamaño importa

    por Xavi Sánchez Pons

    El cine, aunque desde hace décadas sea considerado el séptimo arte,y con razón de ser, ojo, nació en un primer momento como un espectáculo de barraca de feria. Un término para nada despectivo y si la mar de reivindicable. Cuando a finales del siglo XIX el público acudía a las carpas o tiendas de las ferias ambulantes de toda Europa para ver La llegada del tren a la estaciónde los hermanos Lumière, buscaban el prodigio técnico y la diversión, unas emociones primigenias que en ningún momento tenían coartada artística. Pues bien, todo lo dicho anteriormente es aplicable a todas las entregas de Transformers, una saga que ha conseguido recuperar el espíritu festivo del cine como atracción circense. Dirigidas con mano sabia por el controvertido Michael Bay, poco importan sus tramas inverosímiles y la acción delirante; lo importante en estas películas es asombrar al espectador, y dejarse llevar por el frenesí de las imágenes generados por ordenador, oneliners de aplauso y una montaña rusa de batallas, destrucción y persecuciones que pueden llegar a aturdir pero que en el fondo y en la forma son endiabladamente entretenidas.

    Transformers: La era de la extinción no decepciona, es una entrega que, aunque se sitúa por debajo de las más destacadas de la saga, la primera y tercera, ofrece todo lo que el fan espera del universo creado para estos robots alienígenas con alma. Léase, héroes de una sola pieza, Mark Wahlberg está onfire como inventor y experto en robótica venidos a menos (un personaje que parece salido de una de las producciones de la Amblin de los años ochenta); villanos malvados como la tiña, la pareja formada por los televisivos Kelsey Grammer (Frasier) y Titus Welliver (Deadwood); clímax de acción biggerthanlife, el tramo final situado en Hong Kong y el que tiene lugar en la parte central dentro de una gigante nave espacial que roza el delirio a lo Independence Day son de traca; y el cine espectáculo, personalizado aquí con el concurso de los Dinobots, que protagonizan uno de los momentos más locos del metraje, cuando uno de ellos, el triceratops, es capaz de destrozar una enorme nave espacial de un cabezazo.

    Frente a todos estos aciertos, Transformers: La era de la extinción presentaalgunos puntos flacos. El excesivo minutaje (casi tres horas); personajes que aparecen y desaparecen por arte de magia; argumento estirado como un chicle; acción a ratos confusa y mareante… Unos peros que se pueden achacar a casi todos los blockbusters recientes procedentes de Hollywood. Y es que ese es el gran talón de Aquiles de las grandes producciones norteamericanas, y de forma paradójica, también la razón por las que a veces, como es el caso, funcionan tan bien. Esas imperfecciones forman parte de su ADN, y hacen la función más disfrutable y humana. El delirio, el exceso, la inverosimilitud y la hipertrofia son un plus de diversión para el cinéfago de pro.

    A favor: Mark Wahlberg y sus chascarrillos

    En contra: a ratos el CGI aturde un poco

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