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    Rush
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Rush

    Glamour y velocidad

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Dos campeones, un mito y mucha velocidad. La rivalidad de los pilotos de Fórmula 1 James Hunt y Niki Lauda dentro y fuera de las pistas ha sido llevada a la gran pantalla en Rush por Ron Howard para recordarnos que cualquier tiempo pasado fue más romántico, aunque también más peligroso. Alcohol, drogas, sexo y pasión por el éxito compiten contra una manera matemática de controlar la vida, el amor y el coche, el británico Hunt versus el asutríaco Lauda, McLaren y Ferrari, un seductor Chris Hemsworth contra un no tan intenso Daniel Bruhl. Dos maneras de entender la épica.

    Howard, quien al parecer no tenía mucha idea de cómo funciona la Fórmula 1 cuando se hizo con el proyecto, hace de la autobiografía de Lauda un compendio de brillantes escenas de carreras punteadas por los careos entre uno y otro piloto; un trabajo que se desvía del ritmo convencional del biopic (pero no de su estructura narrativa) para dejarse fascinar por la imagen de la velocidad. Para quien siga con profusión el circuito de la F1, disfrutará más que nunca con el montaje de vértigo que ofrece Rush: primerísimos planos de los neumáticos circulando a toda máquina, otros tantos de los rostros agresivos de sus protagonistas. A diferencia de la visión teledirigida de las retransmisiones habituales televisivas, que basculan entre la mirada aérea y la visión a pie de coche y subjetiva, Howard se acerca a la calzada para pegarse a los coches y realizar un fresco fragmentado, nervioso y sobrecogedor. Si el objetivo era transmitir la idea de límite, cabe señalar que Howard lo logra.

    Rush maneja con glamour y carisma la rivalidad entre Hunt y Lauda, una torna de piques que alcanza su desgraciado cénit en el accidente de Nürbungring, puesto en escena por Howard como el lógico desenlace de la relación entre ambos pilotos. Ello no le resta ni un ápice de tensión aunque Howard no se recrea en la fatalidad. Lo suyo es retratar al héroe humano, demasiado humano, y por eso son más importantes las imágenes de Lauda recuperándose en el hospital para poder batir a Hunt que la miseria física de un accidente de tal calibre.

    Con todo, a Howard parece que le tiembla demasiado el pulso a la hora de concluir su perfil y la historia pega un volantazo final en el que el cineasta rompe el pacto narrativo con el espectador. Es entonces cuando Rush abandona su tono de western de asfalto y se convierte en un meloso retrato sobre la amistad masculina. No añaderé mucho al respecto de ese final, pero para servidora supuso toda una desaceleración cinematográfica.

    A favor: La fotografía de Anthony Dod Mantle, Chris Hemsworth, las escenas de carreras.

    En contra: El desenlace.

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