¡Alístate, sé un héroe!
por Mario SantiagoEste es uno de esos casos en los que las condiciones de producción de una película dicen tanto o más que las propias imágenes del filme. Y es que ‘Acto de valor' no es tanto una película "sobre" el ejército norteamericano, como una película "protagonizada por" el ejército: los papeles principales están interpretados por miembros en activo del cuerpo de Navy SEALs, la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada norteamericana. Dicho esto, el lector que aún no haya visto la película puede empezar a imaginarse el panorama: heroísmo a raudales, camaradería masculina para dar y tomar, más banderas americanas que en una película de Michael Bay e insistentes peroratas sobre la bondad de los valores americanos. Si es posible imaginar una película producida por los miembros del conservador Tea Party, seguramente se parecería mucho a ‘Acto de valor', un filme que se pone el traje de camuflaje e invita a los espectadores a alistarse al ejército.
Que una película como ‘Acto de valor' se estrene en España, cuando está claramente destinada al público conservador yanqui, abre más de un interrogante: ¿hasta tal punto ha llegado el colonialismo cultural norteamericano? En realidad, la cosa es más simple (o delicada) de lo que parece: ‘Acto de valor' busca cautivar al joven espectador que se deleita jugando a los "videojuegos de disparos en primera persona" (FPS: First-person shooter) y que busca una experiencia de inmersión en el campo de batalla. La película nos presenta a un grupo de Navi SEALs enfrentados a un grupo terrorista global: un conglomerado de mafia rusa, cárteles mexicanos y terroristas musulmanes afincados en Filipinas y Somalia (es decir, USA vs. el mundo). Y para hacer atractivo el producto, los directores Mike McCoy y Scott Waugh lo envuelven en un sofisticado armazón formal de acción impresionista —cascadas de planos cortos y cerrados al estilo ‘Black Hawk derribado'—, cámaras lentas que enfatizan el ardor de la lucha y chorros de fanfarria musical que acentúa el carácter épico de la contienda.
La voz en off de uno de los soldados nos sirve de guía: "Antes de morir, mi padre me dijo que lo peor de hacerse viejo era que los demás dejaban de verte como un tipo peligroso". ¿Hace falta añadir algo más? Aquellos que acusaban a la serie ‘24' o a la oscarizada ‘En tierra hostil' de ser neo-fascistas, encontrarán en ‘Acto de valor' una cierta refutación a sus argumentos. Tanto Jack Bauer como los chicos de Kathryn Bigelow eran figuras trágicas, destrozadas personal y familiarmente no tanto por su compromiso patriótico como por su adicción a la violencia. En ‘Acto de valor', los héroes no tienen fisuras, son buenos e inquebrantables hombres de familia con un deber que cumplir (ninguna duda en el horizonte), tipos que no desentonarían demasiado en una película bélica de Steven Spielberg, pero que no encontrarían su lugar en ‘Banderas de nuestros padres', donde Clint Eastwood analizaba la cara oculta y amarga de la "victoria".
En resumen, estamos ante una maniobra propagandística de primer orden: un bombardeo ideológico nada disimulado. El infierno militarista de ‘Apocalypse Now' se convierte aquí en un paraíso en la Tierra, algo imaginable cuando se forma parte del ejército yanqui y se afronta cada misión con una insultante superioridad armamentística y tecnológica respecto a los rivales: más que misiones de combate, los asaltos de ‘Acto de valor' parecen simples ejecuciones en masa.
A favor: La posibilidad de no dejarse engatusar por la película.
En contra: La insoportable carga ideológica del filme.