Ni blanco ni negro
por Violeta KovacsicsHay cineastas que han marcado un género: desde Alfred Hitchcock y el suspense hasta Ernst Lubitsch y la comedia. Hay películas que han dejado una huella imborrable, a través de escenas, ideas o imaginarios que son difíciles de superar. El cine bélico no tendría razón de ser sin Samuel Fuller, sin 'Uno rojo, división de choque' o sin 'El casco de acero'. En ellas siempre hay un grupo, una unidad. Y también hay retratos impagables del espacio, ya sea un templo en ruinas o un lugar puntual desde donde dispara un francotirador.
Desde su arranque, 'El páramo' parece inscribirse en el cine bélico. Un grupo de militares colombianos va a parar a un lugar abandonado. Los tonos grisáceos invaden la película, que se dispone como dictan los cánones, otorgando carácter a sus personajes, aprovechando el espacio y la guerra para ahondar en el aspecto psicológico de ese grupo de hombres. Ya se sabe: a veces la batalla no está fuera sino dentro de unos mismos. El planteamiento visual del director tiene su empaque: lejos de un blanco y negro de celuloide, estamos ante un gris digital.
Lo que encuentran los personajes en el páramo traslada la película a otros parajes y el fantástico no tarda en aparecer. La renovación genérica pasa así por una idea y no por la puesta en escena, lejos de lo que llevó a los grandes maestros a consagrarse y consagrar cada uno de los géneros. 'El páramo' tiene más fuerza por su trabajo plástico que por sus piruetas narrativas.
A favor: Su trabajo sobre el espacio.
En contra: Que su empeño en abrazar el fantástico se quede a medio camino.