Guerra de cámaras
por Covadonga G. LaheraEl elemento que Sin tregua (End of Watch) trata de convertir en su singularidad formal y su motor narrativo es el hecho de que las imágenes iniciales proceden directamente de las cámaras HD que portan algunos de los personajes del filme. En especial, y de modo más evidente, la que emplea Brian Taylor (Jake Gyllenhaal), compañero y amigo de Mike Zavala (Michael Peña) en el cuerpo de policía de Los Ángeles, que simultáneamente efectúa un trabajo de campo para sus estudios de Dirección de Cine fuera de la comisaría. Su voz en off inaugura también la película, que acaba siendo en síntesis una proclama a favor de los cuerpos de seguridad del estado y las actitudes heroicas en pos de la salvación del prójimo desvalido frente al terror que imponen "los malos".
Este thriller de David Ayer, guionista de Training Day y The Fast and the Furious (A todo gas), pretende articular así su apuesta por la hiperrealidad y, por instantes, enlaza formalmente con ciertos "reality shows" televisivos. Pero uno de los puntos flacos del filme se deja notar enseguida, en cuanto Ayer se olvida del dispositivo por el que parecía apostar y ya no es solo la cámara de Taylor o algún otro mecanismo similar lo que registra esa progresiva espiral de violencia. Esto manifiesta cierta incoherencia, o imposibilidad. El realizador de Illinois parece querer resarcirse al incluir imágenes provenientes de la cámara móvil de otro "obsesivo" filmador en el bando contrincante, pero esta suma resta por resultar su inclusión forzada y poco justificada. Simultáneamente, Taylor y Zavala, "los polis buenos", personajes bastante estereotipados, como su camaradería masculina, su buenista voluntad familiar o su lealtad patriótica, se ven inconscientemente conducidos hacia la boca del lobo de la cruzada contra el narcotráfico colombiano, representado en personajes toscos, desdibujados y cuasicaricaturescos, que contribuyen a enfatizar un acabado, por lo general, simplista y maniqueo.
A favor: Las interpretaciones de Michael Peña y Jake Gyllenhaal, que logran construir una profunda camaradería. La intensidad de algunas secuencias de persecución, tiroteo... El baile que se marca Gyllenhaal acompañado.
En contra: No acaba de funcionar su dispositivo. El retrato de los malos. Su apología patriótica y otra serie de "valores" implícitos en su discurso, así como la sensiblería de algunos pasajes.