Hermoso cuento, fábula que desde el principio, te enamorará y te fascinará, la simpatía que despertará en ti será inevitable, un exquisito festival de luz, sonido y color para alegría de todos tus sentidos, una disneylandia para adultos sin freno de mano completamente a tu disposición; un Charlot moderno y a todo tren, tan encantador como atractivo donde, si dejas de mirar la pantalla un sólo segundo, puedes llegar a perderte algo, un evento importante que no volverás a recuperar y lamentarás pues, tus ojos no darán más de sí, no serán capaces de capar todo lo ofrecido en cada instante sino prestan una atención continua. Con todo lo dicho y sin restarle ningún mérito, dos horas de duración con ese único formato, la misma noria dando vueltas sin progresar o avanzar acaban haciéndose pesadas; incluso, llegas a sentir que se abandone la recreación fantástica por algo más sólido y consistente -similar a esas casa majestuosas, preciosas de admirar y contemplar pero sin calor de hogar, ausencia plena de ardor emocionar. Pero, sin lugar a dudas y a pesar de su posible cansancio y extenuación, es una novedad deliciosa, dramática historia de amor con buenas interpretaciones, una banda sonora genial y una decoración, fotografía, vestuario, ambientación..., muy cuidadas, perfectamente detallistas y realizadas con un soberbio esmero.