Película ideal para llevarse todos los premios a los que opte; una gran producción, basada en un impresionante relato verídico -la lectura del libro en el cual se apoya debe ser fascinante-, sobre la oscura y dramática esclavitud que hubo en la tormentosa historia norteamericana, con una impresionante puesta en escena -con todos sus complementos añadidos-, con grandes y emocionantes interpretaciones - y un fabuloso reparto- que conmueven, asombran y estremecen al corazón más duro, con una exhibición de crueldad, maldad y desesperanza que hiela todo el infierno, con un profundo guión y una dirección intensa, también una abismal fotografía, con la implicación y gran afinidad -durante y posterior a su visionado- inevitable que no podrás eludir por muchas narraciones que hayas contemplado antes sobre el mismo tema, etc, etc, etc..., es decir, sensibilidad a flor de piel, crueldad mezquina sin una pizca de piedad..., pero también esperanza, supervivencia y creencia en no olvidar quién es uno. Crónica profunda, incómoda de asimilar y muy espinosa -propicia para causar una gran indigestión- aunque, necesaria e imperiosa de contemplar por su -inconveniente- atroz brutalidad y porque removerá toda tu alma, esencia más escondida sin poder permanecer al margen de lo presenciado; no es un film del que puedas escapar fácilmente porque, a priori, sabes lo duro y engorroso que será y, a posteriori, es aún más perturbador.