Tengo que confesarlo, en los últimos tres meses he ido demasiado al cine, y el resultado global del 95 por ciento de las películas ha sido desastroso: no dejan nada en la retina y mucho menos en la memoria. Y la mayoría son entretenimiento vacuo, inflado de efectos digitales que no mejoran en nada un plano o una imagen. A las películas Disney se les nota demasiado la plantilla (caso de Oz y de una película sobre un chico al que le salen hojas en los pies, donde vemos los clichés repetidos hasta la saciedad). No hay imaginación en este mundo digital para contar una buena historia. Los CGI son un poco como lo que hizo el rap a la buena música, una especie de infección de la que el cine actual aún no se ha curado. Si antes acudíamos a los cómics o a las novelas de terror y ciencia ficción para excitar nuestra imaginación, ahora no queda otra que emprender de nuevo ese camino del pasado. Dicho esto, es un soplo de aire fresco contemplar tranquilamente como se va desenvolviendo este excelente film de Dustin Hoffman, la magnífica fotografía, la energía no solo del cuarteto protagonista, sino de los músicos profesionales retirados que animan una residencia de ensueño. Una película minoritaria, con una distribución insuficiente, tiene los ingredientes de los que adolecen otros grandes proyectos (Oz, Hobbit, La jungla, Hansel y Gretel y un largo etcétera de despropósitos). Sin duda las apetencias del espectador medio se han quedado en nada. Contrariamente al refrán, está todo escrito sobre los gustos. Es como darle la espalda a la buena comida por un pedazo de pizza a medio hacer o una hamburguesa de un Burger King. ¿Algunos de los que me leen recuerdan alguna hamburguesa de éstas como un acontecimiento gastronómico? Seguro que no. El cine actual comercial ha perdido toda su fuerza y gas. A los que nos gustan las buenas historias contadas de una manera sencilla y efectiva solo nos quedan películas marginales como El Cuarteto, que son ocurrencias de gente que respira tanto cine que sienten la necesidad de dirigir. ¡Muchas gracias, señor Hoffman!
Es una pelicula buena. Una oportunidad para los de la tercera edad, pero en sus ultimos años de vida. Tiene golpes de humor buenos. Nos transmite el mensaje de la importancia que tiene el ilusionarse por algún proyecto, cuando uno de encuentra en los ultimos años de su vida. Es en definitiva, una pelicula con un mensaje positivo, que te hace pasar un rato agradable.
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3,5
Publicada el 22 de enero de 2013
Es entretenida, aunque recuerda mucho al Hotel Marigold. La trama es parecida aunque se adentra un pelín más en como los problemas personales, familiares y profesionales se mezclan con el hecho de hacerse mayor. Maggie Smith y Billy Connolly están geniales en la película.