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    Críticas
    2,5
    Regular
    Jobs

    Hagiografía del capitalismo

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Los géneros cinematográficos, esa gran entelequia, permiten, entre muchas otras cosas, la interpretación del momento. Sabemos que el cine, en general, es una fábrica de sueños pero tambien de ideología, desplegada en sus imágenes, diálogos y tambien en las estructuras en los que se inscriben. Esta introducción viene a cuento a propósito del género del biopic, género que junto al de superhéroes parece copar la agenda cinematográfica de los grandes estudios de Estados Unidos. Parece lógico que en estos años de referencias atomizadas y líderes con menos carisma de lo que parecía en un primer momento, el cine busque iluminarnos con sus propias vidas de santos. Santos, claro, bendecidos por el sistema.

    Puestos en materia, ¿de qué modo Jobs, el biopic realizado por Joshua Michael Stern sobre el gurú informático de Apple Computers, nos habla de nuestro presente? Por mucho que Jobs haya sido una figura notable en el desarrollo tecnológico de los últimos 30 años, su figura se antoja esencial si se busca reflexionar sobre el triunfo del neoliberalismo y el postcapitalismo contemporáneo. No es ninguna boutade, pues nadie como él consiguió capitalizar la idea de persona como marca, persona como producto, producto como sinónimo de la felicidad. Perversión máxima o triunfo total del sistema, léase como se desee. Con todo, Jobs, la película, rehúye del confrontamiento hiriente y la reflexión teórica. Cabe señalar que Stern y su equipo no dudan en mostrar ciertos claroscuros del líder de Apple (¿lider o dictador? ¿visionario o loco? ¿hippy o capitalista?) pero en vez de trabajar todas esas contradicciones, la película parece un escaparate de sus hitos. Estoy convencida de que a Stern le interesan esas cuestiones, y lleva el trabajo hacia lugares tan ásperos (y aburridos) como las discusiones de despachos, pero eso no es suficiente: al cineasta finalmente le puede la propia fascinación con Jobs y en vez de enseñarnos la complejidad del personaje, se deja arrastrar por los datos de wikipedia sobre la historia de Apple; en vez de moldear para la pantalla a un personaje fuera de moldes, decide tirar por lo fácil y brindarnos una hagiografía del capitalismo con la que quedarse tan tranquilo. 

    Jobs no pasará a la historia como el mejor biopic del género, ni Ashton Kutcher será recordado como el mejor Jobs, sin embargo, la cinta de Stern aparece en un punto de inflexión para la propia compañía: fallecido el líder de Apple, con Samsung pisándole los talones y con el mercado cuestionando nuevos lanzamientos como el iPhone 5C, ¿hasta qué punto este trabajo quiere y puede hacer regresar la fe en una empresa que hizo de su marca una religión, de eslóganes como Think different, su mantra publicitario? Habrá, seguro, quien caiga.

    A favor: Stern es hábil contándonos la prehistoria de la informática.

    En contra: Su visión sobre Steve Jobs no es todo lo profunda que uno espera.

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