Crítica de SensaCine.com para Keep the Lights On: La luz tenue

Hay algo tremendamente sugerente y bello en 'Keep the Lights On'. Se trata de un intangible. Se trata del tono de la película, trazado por su banda sonora (con canciones de Arthur Russell), por la textura de sus imágenes, por un protagonista cuyo carácter se construye sin levantar la voz. El director, Ira Sachs, consigue algo difícil: que la película se sitúe en un punto medio entre el relato homosexual y la universalidad de una historia de pareja.

Sachs deja claro el espacio y el tiempo en el que se desarrolla la relación entre Erik (el protagonista, director de documentales, apoyado económicamente por su familia) y Paul (un agente literario adicto a las drogas), el Nueva York de los noventa y de la primera década del siglo XXI. La película comienza, de hecho, con Erik llamando por teléfono para concertar encuentros esporádicos; esta serie de visitas lo llevarán hasta Paul. La universalidad de las relaciones amorosas, tal y como la plantea la película (el enamoramiento, las dificultades, la sombra de los antiguos novios, los porqués de una relación nociva) no exime a la película de su retrato de la cultura gay del Nueva York de los noventa y principios del dos mil. A veces resulta necesario reivindicar lo singular, que las historias de romance homosexual no se fundan con lo homogéneo (ese “podrían ser un chico y una chica y no cambiaría nada”). Lo singular convive así con lo universal y ese es sin duda uno de los mejores rasgos de la película.

Sachs se apoya constantemente en las elipsis. 'Keep the Lights On' avanza rápidamente, de año en año o de una década a otra; también, en los diferentes estados de una relación dolorosa: el encuentro, el enamoramiento, el desencanto, el enganche, la distancia y la necesidad del olvido. Las elipsis pueden ser bruscas, pero se funden con la suavidad del tono que Sachs imprime a la película.

A favor: El perfecto equilibrio entre simplicidad narrativa y complejidad emocional.

En contra: Que en algunos momentos Paul y sus circunstancias cobren una importancia excesiva.