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    Lawless (Sin ley)
    Críticas
    3,5
    Buena
    Lawless (Sin ley)

    Gánsteres, western y ley seca

    por Quim Casas

    Si había una ley, la ley seca, instaurada en Estados Unidos en 1920 y derogada en 1933. Es la época de la prohibición, por lo tanto del contrabando de licor, de la guerra del whisky, de las destilerías clandestinas en las que se fabricada alcohol que quemaba el gaznate y no colmaba precisamente el espíritu ni acallaba la mala conciencia. Época también de depresión económica, de fanatismo religioso, de ligas bíblicas contrarias al alcohol, de gansterismo rural, contrabando y alianzas entre delincuentes de poca monta.

    La acción de Sin ley acontece entonces, a principios de los años treinta, y es caldo de cultivo ideal para la prosa de Nick Cave, siempre obsesionado en biblias y estrellas negras, en fanatismos salvajes y redenciones oblicuas. Cave firma el guión, aunque por primera vez parte de una historia ajena, la novela histórica escrita por Jack Bondurant en la que el autor narra las tribulaciones de su abuelo y los dos hermanos de este.

    El clan Bondurant (Tom Hardy, Shia LaBeouf y Jason Clarke) se establece en una zona de Virginia y edifica su propio negocio de alcohol. Lo que narra la película de John Hillcoat es el enfrentamiento del clan con otras bandas de gánsteres o con el sicópata representante de la ley que interpreta Guy Pearce, con varias fugas como la relación del hermano mayor con una mujer que aparece como de la nada, como de entre los muertos, figura casi etérea en un universo primitivo (personaje encarnado por Jessica Chastain), o la que mantienen el hermano pequeño con una joven integrante de una secta ultra-cristiana (Mia Wasikowska).

    La puesta en escena de Hillcoat, que va de lo transparente a lo convencional, está apuntalada en un guión intenso pero algo destartalado, un excelente registro interpretativo y la música de habitual acento pausado y rural que confeccionan Cave y Warren Ellis en sintonía con las bandas sonoras escritas para otros dos filmes de Hillcoat, The Proposition y La carretera (The Road), o para el western de Andrew Dominik El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford.

    Precisamente, aunque es un relato de gánsteres ambientados en los años treinta, el filme posee tonalidades y códigos propios del western, algo también habitual en otras películas de Hillcoat, substituyendo caballos y colts por automóviles y metralletas. Y en cuanto a la música, además de los temas incidentales de Cave y Ellis, la banda sonora se organiza en torno a las versiones de piezas muy posteriores a la época tratada, clara demostración de las ideas que tienen Hillcoat y Cave en cuanto al género como tal: escuchar el vertiginoso "White Light/White Heat" de The Velvet Underground cantado por el viejo músico de bluegrass Ralph Stanley en una historia ambientada en plena ley seca es un buen revulsivo anacrónico, una canción urbana sobre el consumo de anfetaminas en medio de una película rural sobre el contrabando de whisky.

    A favor: su reparto ultra-cool, la banda sonora, la combinación de gansterismo rural y western.

    En contra: Hillcoat se muestra a veces demasiado blando, da poco empaque a las situaciones.

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