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    Arrugas
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Arrugas

    La vejez dibujada

    por Carlos Losilla

    Un anciano debe ingresar en una residencia cuando su familia aduce no poder hacerse cargo de él. Allí descubrirá la soledad, el desamparo, la solidaridad, pero también la malicia de los compañeros, incluso otros casos peores que el suyo. He aquí el material perfecto para un telefilm de tarde de domingo, o para una película de Hollywood que se proponga optar a algún oscar. Lo que sorprende de 'Arrugas', por lo tanto, es que se trate de un film de animación. Y, si me apuran, de un film de animación español. Pero ese es también el reto de la película: demostrar que en este país se pueden realizar buenas ficciones animadas sin necesidad de recurrir ni al repertorio fantástico/infantil a imitación yanqui, ni a la tradición casposamente costumbrista del peor cine español.

    'Arrugas' consigue eso sólo en parte. Por un lado, nos imaginamos la película interpretada por actores y nos parece perfectamente verosímil, algo no muy habitual: es como si la animación estuviera reservada a contar historias que no tuvieran nada que ver con la realidad (hay muchas excepciones, claro, pero más en el terreno experimental o al margen del cine comercial), y sin embargo esta vez la técnica no acapara la atención, sino que está al servicio de una estructura narrativa, incluso de una planificación, que simplemente ha optado por contar el relato por ese medio. Por otra parte, no obstante, todo ello se desinfla cuando comprobamos que está más cerca del tópico y el sentimentalismo que de un tratamiento riguroso y creativo del tema. En pocas palabras: más cerca de Antonio Mercero que de Leo McCarey.

    Y de ahí que el hecho de que 'Arrugas' sea una película de animación resulte, paradójicamente, lo menos importante. Porque al género escogido no se lo ha dotado de un espesor, de una densidad, que haga imprescindible su elección, que nos deje claro que esta película tenía que contarse así o no contarse. Y porque, una vez asumido eso, aquello que se nos cuenta apenas sorprende, repite cosas mil veces dichas sobre la tragedia de envejecer y se queda más bien en un cuento amable que en otra cosa, en el limbo de esa especie de "buenismo" que se está adueñando del cine actual. Sinceramente, a esa animación de línea clara, de nítidos perfiles, de impecable clasicismo, le hubiera convenido una mayor ferocidad a la hora de elaborar el retrato de ese anciano que se pierde en anécdotas intrascendentes (el personaje del argentino, el típico secundario que acaba diluyendo la intriga) y alegatos predecibles.

    A favor: el atrevimiento de contar una historia realista por medio de la animación.

    En contra: la excesiva dependencia del modelo de cine español menos exigente.

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