Cuando las limitaciones son evidentes y palpables, tampoco hay por qué ocultarlo -por mucho que quieras, con tu buena fe, hacer una lectura positiva-; y eso es lo que ocurre en este intento de cine negro policíaco por parte de un director, Joan Cutrina, que maniobra con un material del que no sabe sacar todo su partido, sólo trozos fraccionados que no forman un buen conglomerado. Cuenta con todos los ingredientes, con todas las piezas oportunas para ser una buena película, un buen intento de verdadero thriller, intenso y potente pero, en su elaboración, se queda por medio de un camino mal diseñado, lleno de piedras insuperables colocadas por un no-completo guión, lleno de vacíos y lagunas no satisfechas que provocan un sentimiento de hastío y de cansancio ante la intolerable e insufrible falta de emoción; la evidente ausencia de adrenalina ante la acción, de tensión y angustia ante la sipnosis, de inquietud ante el desarrollo de la trama, de impresión e impacto por el desenlace etc, etc..., que inducen a un resultado de mediocridad que es reprochable. Una censura y reprobación que no tiene por qué ocultar su buen intento, su -no lograda- tentativa de un tipo de género que, está claro, no es de su acierto. Falta de puntería, de habilidad y destreza para perfeccionar lo que, en principio, tenía favorables alusiones. Un aprobado justito y preciso que no satisface ni convence; no podrás evitar la sensación de saberte a poco,resquemor de gustillo al no haber degustado completamente un plato del que esperabas más. No es bueno ni recomendable quedarse o aspirar a ser del montón!!!