El director Manuel Huerga aborda un documental sobre la figura del actor gallego Pepe Rubianes, que falleció en 2009 en Barcelona, donde desarrolló la mayor parte de su carrera.
Rubianes, actor inclasificable curtido en las tablas y en miles de monólogos, dejó un vacío en todas aquellas personas que lo conocieron. Todavía hoy se reúnen sus amigos para recordarle y hablar de las anécdotas que vivieron junto a él y homenajear su figura en un ambiente distendido, entre cafés y copas. Entre esos amigos se encuentra Joan Lluís Bozzo, que lo conoció en sus inicios como actor y juntos emprendieron la aventura del espectáculo; el actor Pep Molina, compañero en muchas funciones; Joan Gràcia, de Tricicle; Lucila Aguilera, su esposa durante siete años; Carles Flavià y Toni Coll, su manager; María Rosales, con la que compartió su media vida; el sacerdote Manel Pousa y Joan Manuel Serrat.
Todos ellos unidos por el recuerdo y por la reivindicación de una manera íntegra de concebir el ejercicio de la actuación y por la memoria de un hombre que lucho con integridad por sus principios hasta el final.