Fracasados, crueles y espectadores
por Gonzalo de PedroRemitirse a los anteriores trabajos de Oscar Pérez para presentar su primer largometraje,codirigido con Mia de Ribot, puede parecer una pedantería, porque pocos lectores sabrán que, pese a debutar en el largo con esta película estrenada en la secciónOrizzonti del Festival de Venecia 2011, Oscar Pérez es un hombre de larga trayectoria enese campo ignoto, a veces inaccesible, a veces invisible, del mal llamado documental deautor. Y decíamos que parece una pedantería, porque puede parecer una de esas posesde crítico que se complace citando obras desconocidas para ensalzarse a sí mismo, másque a la propia película. Y sin embargo, creánme, en esta ocasión no es pedantería, sinonecesidad y reivindicación. Porque en otra realidad cinematográfica, muy distinta a laque sufrimos en este país, el cine de Oscar Pérez, que ha circulado profusamente porfestivales internacionales y nacionales, no sería el de un completo desconocido para elpúblico, el estreno de su película habría encontrado eco en la prensa tradicional, y quizásalguien se hubiera acordado de que su cortometraje 'El Sastre' ganó, hace no mucho, elpremio en el festival IDFA de Amsterdam, uno de los más importantes del mundo en elterreno del cine de lo real.
Para aquellos que no conozcan la trayectoria anterior de este cineasta, bastaría condecirles que constituye una de las más sugerentes, coherentes e incómodas de todo elcine español. Trabajando desde los presupuestos del cine directo, ese que confiaba enla capacidad de la cámara para recoger lo real de manera casi objetiva, Oscar Pérez hadesarrollado durante años un cine que desmonta justamente esa inocencia de la cámara,que pone en escena las tensiones de cualquier aparato cinematográfico, y que saca ala luz las relaciones de poder, sometimiento, desconfianza y control entre las que nosmovemos. Y siempre desde una total independencia artística y de producción: la mayorparte de las veces, Oscar rueda, produce y edita solo, o con un equipo muy reducido. 'Elsastre', o 'If the camera blows up' (2008), son dos buenos ejemplos de la reescritura delcine social que practica su autor, muy alejado del buenismo y el lavado de conciencia queacompaña normalmente a este cine, y con una mirada afilada que apunta, directamente,al espectador como culpable, o por lo menos partícipe, de lo que se pone en escena.
Frente a ese cine de aspecto inmediato, su primer largometraje sorprende por unadecisión estética, y ética, radicalmente opuesta (en apariencia) al trabajo desarrolladodurante años: aquí no hay personas, aquí no hay cámara al hombro, aquí solamente hayespacios vacíos, planos fijos, y una voz que nos habla desde un tiempo y un lugar queno parece de este mundo. 'Hollywood Talkies' cuenta la historia de los actores españolesque emigraron a Hollywood en los comienzos del cine sonoro, cuando en la meca delcine se rodaban las mismas películas en distintos idiomas para alcanzar así todos losmercados: los mismos planos, los mismos decorados, los mismos guiones, pero otrosactores y otros directores para unas versiones rodadas de noche y sin tanto brillo comolas originales.
La película está muy lejos de ser un documental informativo al uso, y se esfuerza máspor explorar las huellas, las sombras en el presente, de aquellos perdedores que soñaroncon ser estrellas en la meca del cine. La cámara de Pérez y Ribot visita espacios, retratavacíos, recoge un Hollywood muy distinto del que solemos ver en las películas, mientrasla voz nos desgrana los fracasos, las miserias, de aquel grupo de soñadores. 'HollywoodTalkies' no es una película de investigación, porque gran parte de lo que nos cuentaestá bien documentado en libros y artículos, pero tampoco lo pretende: su misión no esdescubrir nada, sino comprobar que los espacios vacíos no guardan ya las huellas de losque los visitaron: y ese quizás sea el último fracaso de aquel grupo de perdedores.Decíamos al principio que podría parecer pedante remitirse a los cortometrajes de OscarPérez para presentar su película: sin embargo, aquí va la invitación a que los busquen. En'Hollywood Talkies' encontrarán similar incomodidad, la extraña sensación de que alguienles mira desde la pantalla, inquisidoramente. Al fin y al cabo, ellos viajaron, mientras quenosotros estamos aquí, regodeándonos, crueles, en el espectáculo de su fracaso.
Lo mejor: Que una película así llegue a estrenarse, acompañada además de la versiónespañola de 'Drácula' (1931) dirigida por George Melford.
Lo peor: Que sea un estreno parcial, limitado y breve.