"Sinister" es un aceptable film de terror sobrenatural, dirigido por Scott Derrickson. Ellison Oswalt es un novelista de éxito que necesita desesperadamente inspiración, lo que lo hace mudarse de un lugar a otro para alcanzarla. En su última mudanza, por casualidad encontrará unos fragmentos de películas caseras, obsesionándose al verlas y percatarse que todas corresponden a asesinatos cometidos en serie. El productor Jason Blum, se unió al director Scott Derrickson para traer esta interesante pero mal rematada historia de horror sobrenatural, que narra la espantosa pesadilla de un novelista que lleva a su familia a vivir a un viejo caserón, en donde termina por encontrar fragmentos de asesinatos filmados en el ático de la residencia. De hecho, inicia precisamente con una dramática escena en la que se ve como una familia completa es ahorcada en un gran árbol en el patio de un caserón por medio de un mecanismo que permite al asesino no estar en la cinta, y anuncia al espectador que se viene algo pesado, muy pesado. El guión presenta a un cretino narcisista que a sabiendas de lo que ha ocurrido en la casa, se muda con su familia, para investigar y escribir su próximo bestseller, en un momento en que el olvido y el paso del tiempo ha hecho mella en su popularidad como novelista.
Su egoísmo y egocentrismo es tal que no le interesa poner en peligro siquiera a su familia, y el espectador podrá generar con facilidad cierta antipatía hacia este sujeto, pero podrá cambiar esta sensación a medida que la trama va metiendo a Ellison en una suerte de descenso al infierno, y éste comience a mostrarse como un ser vulnerable y consumido por el horror, humano al fin de cuentas. Este descenso al infierno está impregnado por una sensación malsana, que crece conforme revisa una a una las cintas caseras que describen horrorosos crímenes. Tras revisar la primera cinta con la familia ahorcada e invadido por un sentimiento de morbo y curiosidad fatal, Ellison revisará el resto de las cintas, que contienen otras formas espantosas de asesinatos de otras familias, cuyos integrantes son amarrados a sus camas y degollados, quemados dentro de un automóvil, ahogados en una piscina y mutilados por una cortacésped. Conforme avance su investigación y reciba ayuda de un policía local y un experto en ocultismo y demonología, descubrirá en todos los casos que el hijo o hija menor de la familia asesinada ha desaparecido, y que siempre ronda una extraña figura con rostro demoníaco en cada una de las ejecuciones. La clave dentro de la funcionalidad narrativa y rítmica está en la habilidad de Derrickson por involucrar al espectador en el contexto de realidad-ficción en base a los propios hechos desarrollados en el film, sin recurrir a los típicos y archirrepetidos recursos sonoros repentinos o giros argumentativos fuera de lugar. La siniestralidad de la trama, de por sí, es suficiente para inquietar al espectador y mantenerlo interesado por los alcances reales o sobrenaturales de los asesinatos y aquello detrás de éstos.
Aquí surge uno de los problemas que ni el guión ni habilidad para narrar del director pueden sortear, y es precisamente el tratamiento de Bughuul. Si bien hemos pasado por alto cualquier atisbo de incoherencia en la trama por ser eminentemente sobrenatural, no se puede perdonar la forma en que se expone y detalle al principal antagonista del film. Las referencias documentales obtenidas y principalmente las aportadas por el profesor Jonas son, sin mucho análisis, absurdas y extremadamente básicas, dejando un mar de incoherencias y preguntas como ¿si estamos hablando de un deidad babilónica, cómo y de dónde se produjo el contacto que lo trajo a Estados Unidos? ¿Cuál es móvil espiritual? ¿Cuál es la motivación principal detrás de la manipulación criminal? Y una pregunta increíble que uno se hace ¿Por qué Bughuul, siendo una entidad diabólica primigenia, además del Medio Oriente, se viste con camisa y chaqueta? Y es que a pesar de que Derrickson intenta crear una entidad macabra inquietante, despojándolo de una esencia religiosa y por ende de una potencial naturaleza de demonio, expresando más bien un carácter pagano, los aspectos descritos arriba le restan de cuajo credibilidad y fuerza narrativa al principal antagonista de la cinta, una entidad que debería aterrarnos hasta los huesos, pero al que el guión le hace un flaco favor.
Las actuaciones son correctas, el reparto está encabezado por Ethan Hawke, quién cumple como el petulante y egoísta Ellison Oswalt, al que sin embargo logra agregarle una dimensión más vulnerable en la segunda parte del film. Juliet Rylance personifica a Tracy Oswalt, esposa de Ellison, personaje al que le falta un poco más de fuerza, porque funciona como cable a tierra de Ellison, pero participa muy poco de la acción. Fred Dalton Thompson hace una breve aparición como el hóstil sheriff que cuestiona la presencia de los Oswalt en el pueblo. Vincent D’Onofrio es el Profesor Jonas, con una actuación bastante discreta. James Ransone encarnó al Oficial. Y Los pequeños Michael Hall D'Addario como Trevor y Clare Foley como Ashley se convierten en una fantástica elección, destacando cada uno en un par de escenas puntuales en las que cumplen con creces las exigencias de las situaciones en las que se ven inmersos.
En definitiva, un film aceptable que tiene a favor una elaborada ambientación en prácticamente todo el metraje, pero que falla en la concepción concreta de la materialización de ese mal, Bughuul. Sin embargo, el tratamiento que hace de los crímenes y la sensación malsana que proyectan los segmentos de las cintas, son eficientes cumpliendo con alertar al espectador. El guión es bastante bueno y destacable, donde transmite una historia muy utilizada pero a la vez muy original, con tensión y bastante suspense. Los efectos son muy buenos, con notable montaje y fotografía, música que acompaña genial los momentos de tensión y un escenario que se centra principalmente dentro de la casa.