Ethan Hunt, "manifestación viva del destino", incansable corporal espadachín, experto en camuflaje y uso de armas, que todo lo puede, que hace factible lo irrealizable con sólo su empeño y coraje, osadía y firmeza, que para la presente aparición se ha reforzado con una estupenda y eficaz pareja de baile, tan potente, rítmica, atractiva y fascinante como el veterano protagonista, ambos -colegas a la fuerza, solicitados y abandonados por igual por sus respectivos paises-, forman un dueto espectacular, vivaz y carismático, la mejor baza, sin duda alguna, para continuar con esa tensión, intriga y explosivo entusiasmo que hace que el público se entregue, con voluntad y garantía, sin lamento ni reparos, al espectáculo ofrecido dado el pleno acierto de lo entregado.
Pues si algo es seguro con Tom Cruise, al margen de tu opinión reservada como actor hacia el mismo, es su dedicación plena, rendimiento absoluto y fruto magnífico de sus trabajos, especialmente cuando se trata de ocio y acción y, cuando la cinta en cuestión es producida por su propia productora pues su tesón, meticulosidad y deseo de lograr, la excelencia en su rendimiento y profesión, es clara y manifiesta.
Afianzado por un guionista-director, Christopher McQuarrie, tan volcado como el susodicho valiente y atrevido paladín, que ofrece un relato lleno de giros, contra-giros, volteretas, cambio de equipaje y alterna careta según se tercie la oportunidad y el momento, que lleva al límite de lo posible cualquier idea imposible que se le ocurra como misión, más su inseparable elenco de camaradas de aventura, obtenemos un conjunto sugerente, simpático, delicioso, veloz y dinámico que no permite relajación ni disminución de la adrenalina o éxtasis y, donde el papel supremo del honorable líder del FMI es compartido, con sabiduría y experiencia de ser ya cinco los años con dicho cargo, con una colaboradora británica que le va a la zaga, ya que calza la horma de su zapato con destreza, habilidad y puntería aunque, eso sí, calzado derecho pues ¡ellos conducen a la suya!
"Hemos cumplido nuestra parte y nos han dejado de lado..., les tiene sin cuidado que vivas o mueras", desesperación de lealtad puesta a prueba, tentación de abandonar y, por fin, ser total y merecidamente libre, ganacia siempre retribuida con tormento de misión donde se juega con la estima, la fidelidad y capacidad de obedecer da igual cual sea la orden, cuya base de la partida de ajedrez ofrecida es esa moneda de dos caras, ambas secretas, inexistentes y al margen del registro gubernamental que se enfrenta a su similar, de diferente reverso y opuesto objetivo, para ver quien de los dos puede más, si Caín o Abel.
Porque "hoy es el día en que la suerte del FMI se ha agotado", pasa a clandestinidad de supervivencia con la oficial CIA tras sus pasos -nada como la demostración de amor entre hermanos- y el Sindicato como máximo rival a perseguir, cazar y eliminar, un ellos o nosotros, con intrusa seductora que se mueve por ambas partes, para evidenciar la capacidad de este sufridor adalid para amoldarse y dejar espacio a un nuevo e interesante personaje que potencia, aún más si cabe, su magnífico esfuerzo y óptimo resultado.
Porque, otra cosa no, pero la cinta cumple con la tarea prometida, exquisitez de oficio realizado con conciencia de logro y valor de seguir innovando, respetando el clásico esperado, entretenimiento 100%, puede que largo en cierto momento y estado concreto donde, tanta ida y vuelta te ha llevado a confusión momentánea, pero cuyo desvío, receso y olvido desaparece casi instantánemane para recuperar la ruta electrizante de una actividad pura, de ejercicio desbordante y precipitado, un estupendo atropello de delirio incesante firmado por una calidad suprema de estilo, garra y buen hacer, magistral equilibrio de disfrutar de movimientos inimaginables, con estrategia rocambolesca y autenticidad de creencia de que los sueños posibles son, lo imposible sólo un juego de niños bien preparados y entrenados y, las fantasías actos al alcance de la mano.
"A grandes males, grandes remedios", Ethan y su equipo nunca han estado al borde del precipicio con peligro de caer y entrar en coma irreversible pero, si que es verdad que existía la curiosidad de comprobar cómo mantenía el tipo y sobrevivía al juzgador y sentencioso paso del tiempo; se confirma, lo ha hecho con arte rotundo de quien está por ser eficiente en su labor, voraz en su determinación y contundente en su resolución, billar de carambolas cuyas bolas entran con precisión en su correspondiente agujero, para amenizar con esplendor la velada y deleitar a la vista, con esa exactitud impresionante y accesible al tiempo, que mira encantada y abrumada la pantalla.
La saga sigue en forma, sin perder un ápice del espíritu que la vio nacer, sabe adaptarse, ceñirse a los tiempos y colaborar con la demanda solicitada, nación secreta trepidante y lustrosa que cumple con orgullo su mayoría de edad, más uno, que de vuelta a la primera fila del liderazgo de los blockbusters no deja de sorprender, encantar y maravillar, degustación de ser admirado pues esta fructífera relación empezó ya hace la friolera de 19 años y, ahí sigue, al pie del cañón, con confirmada entereza, aire renovado y una encerada locomotora, de motor añejo, que aspira con plenitud, renueva con energía, coge fuerza y sigue emocionando y dejando estupefacto a la audiencia.
"Matar para provocar el cambio", no ha sido necesario pues sigues enamorando, diviertiendo y animando el enrevesado, conspirador y extensivo mundo del espionaje, Tom Cruise; con placer, nos vemos en la próxima, besos y agradecimiento del ferviente público asistente.
No defraudas.