La pregunta es ¿por qué, Jason Bateman, quieres asociarte con estos dos colegas?, ¿invertir tu tiempo en este desbarajuste de padecido martirio?, ¿hacer la segunda parte cuando saliste ileso de la primera por los pelos?, es más, ¿por qué, se supone, eres amigo de estos dos descerebrados, sin luces ni sombra, encargados de la parte cómica, las tonterías graciosas y la juerga desternillante que nunca llega a despegar?, porque ¡pareces el hermano mayor cuidando a los peques para que no se metan en problemas y aguantando sus burlas, boberías y memeces con resignación y paciencia!
¿Por qué existe esa creencia general, por qué todo el mundo cree que es tan fácil construir el espíritu de camaradas desmadrados y compañerismo desenfrenado, metidos en líos que actúan por instinto accidental de torpeza ingeniosa a despropósito de locura mientras hacen reír sin voluntad forzada pero a carcajada sincera, con humor acertado y esmero de un guión ingenioso que vive de algo más que garruladas infantiles de tres adultos sin gracia ni entreno que parecen estar ensayando para un desfile de cabalgata de reyes donde poder hacer el payaso como regalo de navidades y que nadie les diga lo absurdo, triste y patético que resulta todo?
No sólo es que se cumpla el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas sino que, cualquier fiesta de cumpleaños de un chaval de hoy en día es más divertida que esta parodia funesta de su mancillado original, cuya versión femenina, en la que se inspiró la susodicha, "Cómo eliminar a su jefe" con Jane Fonda, Dolly Parton y Lily Domlin, les da tantas vueltas, por todos lados que ¡ni la estación MIR!
La eliges ya con la predisposición de comedia ligera de entretenimiento superfluo para pasar el rato y suavizar neuronas, tentempié cómodo e insustancial que aporte distracción leve y ocasional con la esperanza de alguna risa descarada o, al menos, sonrisa continua durante su ameno visionado pero, la verdad, la única mueca labial ascendente de tu rostro será debido a la desfachatez presenciada y vacía ignorancia de creer que daría para misión tan nimia de expectativas tan bajas.
Dos tontos muy tontos acompañados del listo de la clase más una guapa ninfómana y un presunto gangster negro de consejero, la boba policía, el hijo rico mimado, el estafador caradura, el burlón ex-jefe de paso por el rodaje, un vago guionista que lo imaginó todo hecho con un minúsculo esfuerzo de ideas penosas y situaciones tristes y un director que lo vio tan fácil como chasquear los dedos y cobrar.
Puedes verla y bostezar, ocupar tu aburrida mirada con el último whatsapp recibido, esperar eternamente a que mejore, alargar al máximo los pocos momentos de ingenio y diversión, llorar por haberla escogido, alegrar por haberla perdido..., bueno, ¡tampoco seamos dramáticos y exigentes!..., banalidad que se mira el ombligo y no sabe llegar más lejos de su incompetencia creativa y limitada en una invención mediocre, nada trabajada que insulta la inteligencia del espectador que la elija y vea.
Teniendo en cuenta el precio de una entrada de cine, realmente, no lo merece.