El deseo de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, directores octogenarios, era que, después de ver el film, los espectadores pensaran en los presos como seres humanos. "Espero que alguien, al irse a casa tras ver 'César debe morir', piense que incluso un prisionero, sobre cuya cabeza pesa un terrible castigo, es un hombre. Y ello gracias a las sublimes palabras de Shakespeare", comentó Vittorio Taviani.
La obra del dramaturgo William Shakespeare en la que se basa esta película data del siglo XVI y trata sobre la conspiración contra el dictador Julio César, su asesinato y las consecuencias.
'César debe morir' consiguió el apoyo unánime del jurado en la 62º Berlinale que concedió a los hermanos Taviani (Paolo y Vittorio) el Oso de Oro.
'Cesar debe morir' ocupa el puesto número ocho de películas italianas que se han hecho con el máximo premio en el Festival de Cine de Berlín.
La película tiene tintes de documental y los actores que aparecen en ella son presos reales encarcelados en Italia.
Los presos que participaron en el proyecto de esta película hicieron un gran trabajo de traducción de los textos que se les propuso. Cada uno de ellos tradujo sus diálogos en su propio dialecto. Las réplicas varían así entre napolitano, siciliano y el dialecto de Pouilles. Celebrando esta iniciativa de los actores-detenidos, ambos realizadores añaden: "Descubrimos algo que nos hiciera sonreír, a través de la sorpresa y la complicidad (...) A través de este tipo de cosas, la película encuentra un sentido".
El Oso de oro no hace más que completar aún más el estante de premios de los Taviani. El galardón de Berlín se une a los anteriormente logrados: Palma de Oro (por 'Padre Padrone') y el León de Oro a su carrera que obtuvieron en Venecia.
Siendo sobrino de ambos realizadores, Giuliano Taviani siempre había querido evitar trabajar siempre con sus tíos. Pero después de veinta años de carrera, el compositor aceptó el reto y es así como se encontró con el proyecto de 'César debe morir': "Después de muchas películas trabajando con compositores tan importantes como Morricone o Piovani, le pedimos que colaborara con nosotros como si no le conociéramos. Además, Giuliano había encontrado en las Islas Eólicas a un pianista joven muy talentoso llamado Carmelo Travia. Y juntos firmaron la banda sonora", afirman los realizadores.
El fin del rodaje fue muy complicado para todo el equipo dada la particularidad de la situación: "(...) El día del fin de la película, cuando dejamos la prisión y a nuestros actores, al verlos de nuevo fue emocionante. Cosimo Rega-Cassius, subiendo las escaleras hacia su habitación, levantó el brazo y exclamó: ¡Paolo, Vittorio, a partir de mañana, nada será más como antes!", dicen ambos hermanos.