Crítica de SensaCine.com para Ernest & Célestine: La extraña pareja

Para el aficionado medio al cine de animación parecen existir solo dos focos mediáticos en los que mantener el interés. Uno, la todopoderosa industria del dibujo anglosajón (Pixar, Dreamworks, Disney, Aardman Studios), que ojo, ha dado grandes alegrías en los últimos lustros; y otro, la factoría Ghibli, dirigida con mano sabia por el genio de Hayao Miyazaki. Fuera de eso, en gran parte debido a que la mayoría de películas animadas capaces de conseguir distribución pertenecen también a esos dos ámbitos (salvo milagros de taquilla autóctonos de dudosa calidad artística como 'Las aventuras de Tadeo Jones'), el género parece no existir. Ahora bien, el estreno en los cines españoles de la fantástica 'Ernest & Celestine', sirve para reivindicar que la animación Europea de autor debe y puede ser una alternativa a los grandes dominadores del género.

La película, una adaptación en movimiento de los libros infantiles de ilustraciones de la autora belga Gabrielle Vincent protagonizados por un oso (Ernest) y un ratón (Celestine), es un dechado de buen gusto, lleno de sensibilidad y slapstick animado, que prestigia el género al dialogar con el espectador infantil de forma inteligente y respetuosa. 'Ernest & Celestine' es una historia sobre el valor de la amistad, sobre la validez de una vida artística y aventurera por encima de lo establecido. Un bello canto a la libertad en toda regla, disfrazado, eso sí, de un coqueto y divertido cuento para niños con fugas oscuras (ahí está el gótico internado donde vive Celestine, o las siniestras pesadillas que sufre la pequeña ratoncita).

Mucho mejor que 'Pánico en la granja', el anterior filme de Stéphane Aubier y Vincent Patar, una bizarra y curiosa muestra de stop motion con figuras de plástico carente de alma, esta película de tintes chaplinescos sobre la amistad llena de trabas entre un oso torpe y famélico y un ratón huérfano, bien merece un puesto de honor en la animación reciente europea.

A favor: Los padres que vayan a verla disfrutarán tanto o más que los niños.

En contra: Que pase desapercibida frente a estrenos animados más mediáticos.